La Santísima Virgen

Las palabras de María

Padre Antonio Rivero, L.C.


1. ¿Cómo será esto, pues no conozco varón?: es la palabra respetuosa del alma que quiere una aclaración ante el dilema en que se encontraba: "Me he consagrado a Él en cuerpo y alma; y quiero permanecer virgen siempre...y ahora se me presenta el plan de Dios para que sea madre, ¿cómo conjugar esto?". Es la pregunta del alma humilde ante el Creador y Señor que busca entender para creer más; no es la pregunta desafiante del alma racionalista y rebelde que se opone al plan de Dios; ni es la pregunta de la duda sistemática o cartesiana ante algo que parece absurdo a nuestro pobre entender.

2. Hágase en mí, según Tu Palabra: es la palabra propia de la creatura dócil, humilde, disponible ante el Creador que puede pedir lo que Él quiere, como quiere, donde quiere, cuantas veces quiere, a quien quiere. El "hágase" debería ser la palabra más frecuente de mis labios: ante una enfermedad, un contratiempo, una contrariedad, un revés, un sobresalto, una humillación.

3. Engrandece mi alma al Señor: es la palabra que se convierte en himno de reconocimiento y gratitud de María por la bondad, grandeza, omnipotencia, misericordia de Dios. ¡Él es el grande! Yo nada soy. Todo lo que tengo viene de Él. A Él el honor y la gloria y el reconocimiento!

4. ¿Por qué nos has tratado así, Hijo?: es la palabra de María que experimenta la preocupación y la angustia de una Madre que ama. No encuentra a su única riqueza, al único amor de su vida. Fue difícil para Ella entenderlo, pero Ella “contemplando todo en su corazón”, lo entendía bajo la luz confortante y segura de la fe. Hay momentos en la vida humana desconcertantes, ininteligibles. Son los momentos de prueba. Podemos preguntar al Señor, pero siempre dispuestos a aceptar su plan, con fe y confianza en Él.

5. No tienen vino: es la palabra de la solicitud, de la caridad de esta Madre de todos nosotros, que no quiere que nada nos falte de lo necesario para nuestra alegría y gozo, no sólo espiritual, sino también humano.

6. Haced lo que Él os diga: es la palabra de la confianza ilimitada en su Hijo, el único que puede hacer ese milagro, pues sólo Él es Dios omnipotente. Ella es la omnipotencia suplicante, nos dice san Bernardo.