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Asunción
de la Santísima Virgen María
José
Miguel Toro
Con motivo de la
fiesta de Nuestra Señora de Itatí, el 9 de julio, dijimos en este
lugar, que el Concilio Vat. II, hablaba expresamente de la Virgen Santísima
y que, Dios la había elegido para ser la Madre de su Hijo Jesucristo.
Continuando, con esa línea, encontramos que la Sagrada Tradición, nos
dice, por boca del Concilio, que la Virgen Inmaculada, preservada inmune
de toda mancha de culpa original, al terminar el decurso de su vida
terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la Gloria Celestial, confirmado y
expresamente declarado por el Papa Pío XII, en 1950,y además, continúa
el texto conciliar, en Lumen Gentium, fue ensalzada por el Señor como
Reina Universal, con el fin de que se asemejase de forma más plena a su
Hijo, Señor de Señores y vencedor del Pecado y de la Muerte.
El Hijo de Dios, que es Dios como su Padre, quiso que la que iba a ser
su Madre tuviera los beneficios de no tener la culpa, ni la pena del
Pecado Original, y por ello estaba en condiciones de no morir, sino de
ascender a los cielos, como ejemplo para todos aquellos que sigan a
Jesucristo, en su vida cotidiana, de la manera que Él nos pide, y como
lo hizo su Madre Santísima, de lo que nos espera.
Porque todas las promesas que el mismo Dios ha hecho a sus hijos los
hombres, se han cumplido, y esto es un ejemplo de una promesa hecha por
Jesucristo a todos los hombres y las mujeres, que aquellos que hayan
sido fieles al Cordero, estarán con Jesucristo en su Reino, y se dirá
" Aleluya, ahora ha comenzado a Reinar el Señor Dios, dueño del
universo. Legrémonos y regocijémonos y demos gracias a Dios, porque
han llegado las Bodas del Cordero y su Esposa (La Iglesia, Su Pueblo),
ya está lista; la han vestido de lino radiante de blancura. Este lino
son las buenas acciones de los Santos......" Ap. 19,6-8.
Fuente:
Mensajes del alma
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