Palabras dichas a María que no conocemos

Padre Tomás Rodríguez Carbajo

 

Dios lleva a cada alma por caminos distintos. La relación de Dios en intimidad con cada persona, que se presta a ello, es algo tan personal, que no se puede romper  por la comunicación a personas extrañas, por muy amigas que sean.

Hay algún rincón en el interior del corazón, que no debe profanarse con la intromisión de nadie, ya que el amor nos lleva a respetarnos unos a otros, sin que la falta de una total apertura impida el que dos personas sean realmente amigos y entre si se quieran.

María era la madre de Alguien, que además de tener una función pública, Salvador de los hombres, tenía una identidad individual, condición que le permitía una relación de intimidad con la que realmente era su madre, sin connotaciones de publicidad.

En los años que vivieron juntos Jesús y María ¡Cuántos ratos de conversación! ¡Cuántas mutuas confidencias se tendrían, como las personas normales, que de verdad se aman!. Estas intimidades no tienen que salir de la esfera del “secreto de dos”.

Algunas palabras que engrosan el número de confidencias fueron aquellas que los dos se dijeron entes de separarse para ir Jesús a comenzar su vida pública.

¿Le explicaría Jesús por qué se iba? ¿Argumentaría la Madre para aplazar el comienzo de la marcha? ¿Fue larga o largas las conversaciones respecto a este tema?.

Son preguntas que no tendrán nunca una satisfactoria respuesta, ya que no saldrían del campo de conjeturas humanas. Estas lagunas podemos cubrirlas con el fruto de nuestra imaginación, pero lo que sí hemos de admitir es el derecho a las confidencias en el ambiente íntimo de amor entre Jesús y su Madre, sin que tengan que tener una repercusión de divulgación social como algo que afectase a nuestras vidas, como, por ejemplo, las palabras en la cruz, cuando nos la entrega como Madre.

Pocas palabras encontramos en el Evangelio duchas por Jesús  o viceversa, pero muchas veces se explayarían en clima de mutuo amor la Madre y el Hijo.

Entre las palabras guardadas con el sello de la intimidad y que nunca sabremos, tenemos las que se dijeron mutuamente Jesús y María antes de ir El a inaugurar su Vida Pública con el bautismo en el Jordán.