Tal vez muchos la miren

Padre Tomás Rodríguez Carbajo

 

Todo lo que hace el hombre tiene un objetivo, que se debe respetar para entender lo que esa obra nos quiere comunicar.
Cuando nos es legada una escultura, siempre tiene un mensaje, que comunicarnos, si no lo captamos, no la comprendemos.
¡Cuántas imágenes de María hay esparcidas por el mundo! Las encontramos en suntuosas catedrales, en magníficos templos, en humildes ermitas,, en pobres aposentos. 
Algunos centran toda una historia iconográfica alrededor de una imagen central, que preside muchos retablos. Las hay que de manera única presiden altares dedicados a su memoria.
No falta imágenes de María , que de manera discreta ocupan un lugar en algunos de los lados de los retablos.
Unas y otras han salido de las manos del artista con la única finalidad de que nos sirvieran de medios para acordarnos de Nuestra Madre. Cada uno ha reflejado la idea más vida, que tenía de María: Como limpia de pecado con anhelo de ir al cielo, con sencillez de Madre con su Hijo en el regazo, como corredentora al pie de la cruz de Jesús o con Él muerto puesto en sus brazos.
Imágenes de María puestas a veneración pública, exhibidas en museos, colocadas en lugares importantes de la casa... todas ellas han sido esculpidas o pintadas para que por su medio nos acordásemos de María, Nuestra Madre, que está glorificada en el cielo.
Si no aprendemos la lección que el autor nos dictó, nos quedamos a mitad del camino, de poco serviría el que ¡Tal vez muchos la miren!.