María mujer excepcional 

Padre Tomás Rodríguez Carbajo

1.     Por lo que Dios hizo en Ella.

î    Toda regla  tiene excepción o, mejor dicho, excepciones siempre que se dan las mismas circunstancias que ya se preveían al establecer la regla.

î    La excepción que tuvo María en su vida es un caso único, ya que no se pueden repetir las idénticas circunstancias, pues, toda razón de ser de María, un caso único y excepcional, se debe a su condición de ser la Madre de Dios, ya que sólo hay un Dios y cada ser sólo puede tener una madre.

î     A María Dios le dio una gracia que no ha dado ni dará a ninguna otra criatura: El ser concebida sin pecado, saltando la ley universal de que todo ser humano nace en pecado, la razón de esta singular excepción se debe a que María iba a ser la Madre de Dios.

î    El que María sea un ser excepcional no se debe a su ascendencia genealógica ni a su posición social, sino a su condición de elegida para ser la Madre del Mesías.

Como Dios fue el único que pudo elegir a su Madre, la hizo a su gusto, lo que buscó en Ella fue dotarla de virtudes, con raíces en la grata realidad de la gracia, necesitando ser María una digna morada para su Hijo, quien en previsión de sus méritos no permitió que el pecado ni siquiera la rozase, por eso Él a través del ángel la pudo llamar “Llena de gracia”.  

2.     Por la correspondencia que María tuvo.

María no fue un receptáculo pasivo de la gracia, sino que supo hacerla germinar en su interior. Nunca despreció la gracia que el Señor  le proporcionaba, por eso la invocamos como la siempre fiel.

María no se limitó a cumplir lo mandado, lo establecido, sino que las simples insinuaciones que venían de parte de Dios Ella las llevó a cabo, pues, se fiaba plenamente de Dios.

María no falló a los planes que Dios tenía sobre Ella, estaba siempre en plena disponibilidad y al mismo tiempo con prontitud, pues, era consciente que para decirle a Dios “sí”, no hay que pensárselo mucho.

María fue excepcional ya que nadie ha correspondido como Ella a todas y a cada una de las insinuaciones y llamadas que constantemente el Señor nos hace. Las gracias viene en cadena, a mayor correspondencia más gracias.

Ella tuvo, al igual que Jesús, como alimento hacer la voluntad del Padre. El sí pronunciado en la Anunciación lo mantuvo siempre en las alegrías  y en las penas, su adhesión a la voluntad de Dios la mantuvo, porque surge de la fe y del amor, que lleva el sello de la firmeza y de la constancia.

María es mujer excepcional en positivo, sobresale por su misión que Dios le confió y a la que Ella plenamente correspondió.