Misericordia de Dios con un pecador arrepentido

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Refiere el Discípulo (sobrenombre de Juan Herolt) que un pobre pecador, después de haber cometido toda suerte de crímenes hasta llegar a matar a su padre y a un hermano, como es natural, andaba fugitivo. Este hombre, un día de cuaresma, oyendo a un predicador hablar sobre la divina misericordia, fue a confesarse con él. El confesor, oyendo tan grandes pecados, después de absolverlo lo mandó ante el altar de la Virgen Dolorosa para que rezara ante ella la penitencia. Fue el pecador y comenzó a rezar, cayendo muerto de repente. Al día siguiente, recomendando el sacerdote al pueblo aquella alma, se vio volar por la iglesia una blanca paloma de la que se desprendió, ante los pies del sacerdote, un papel que decía: Su alma, apenas salir del cuerpo, ha entrado en el paraíso; y tú, sigue predicando la infinita misericordia de Dios.

Fuente: Las Glorias de María. San Alfonso María de Ligorio