María en el Tiempo de Adviento

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* Adviento: Un itinerario para caminar hacia el futuro, como caminaron los Patriarcas. Un itinerario para sellar una alianza de amor. Un tiempo para los que saben colgarse del futuro y vivir de palabras de fe.

* María: Una mujer de fe, enganchada a la tradición de los grandes creyentes, tiene que aprender una lección: el hijo de sus entrañas es el Hijo de Dios. ¿Cómo es posible? ‘Porque para Dios nada es imposible’.

* María: Creyente que sabe obedecer y abrazarse a la voluntad de Dios. No tiene nada que defender (es de la raza de ‘pobres de Yahvé’), no tiene nada de qué presumir (es de raza de humildes que saben reconocer que ‘todo es obra de Dios’).

* María: Alma sencilla que sabe cantar y reconocer: “el Señor ha hecho en mí maravillas”; “el Señor se acordó de mi pequeñez”...

María: El modelo de creyente mejor para preparar y para acoger al Salvador. Vive sin ruido. Vive en profundidad todo. Se ensancha el corazón. Se agranda la fe. 

* Adviento: tiempo de alumbramiento y de esperanza. Dios es capaz de dar fuerza al desierto y al páramo de la misma manera que ha vivificado el seno de María. Dios no necesita nuestra fuerza Dios es la Fuerza que hace de María un santuario para su Hijo. Dios saca agua del desierto “porque para Dios nada es imposible”. Y quien cree esto, como María, es capaz de engendrar, de hacer presente al Salvador. 

2. SUGERENCIAS PARA LAS CELEBRACIONES.

Podemos presentar a María como señal dentro del adviento. Su manera de vivir el primer adviento es hoy para nosotros algo referencial. 

Dar profundidad bíblica a la devoción mariana. 

A) María de la Anunciación. 

* María, abierta a la sorpresa.

* María, pronunciadora de síes.

* María, acogedora de los planes de Dios. 

* María, inserta en una larga tradición de creyentes, de personas que pusieron en Dios toda su confianza, como Abrahán, y Dios siempre fue fiel. 

* María del silencio profundo. 

B) María, llena de gracia. 

* María, visitada por Dios y colmada de dones. 

* María, habitada por Dios, el Señor está contigo. 

* María, interlocutora con quien Dios se complace en hablar. 

C) María, Madre de la esperanza. 

* María, portadora de Jesús.

* María, Madre de Dios. 

Es aconsejable el uso del Misal y del Leccionario de la Virgen María. Nos dan una certera orientación de las advocaciones que convienen en cada tiempo y de las lecturas bíblicas. 


Atender al año litúrgico. 

a) Corremos el peligro de decir siempre los mismo, de hablar siempre de María -también de otros temas- de idéntica forma, sin atender al enfoque propio que nos pide el año litúrgico. 

b) Urge descubrir las facetas propias de María en perspectiva de adviento. Palabras como futuro, venida última, espera, silencio, son importantes. El lugar de María es la larga fila de los que, con Abrahán, emprendieron el camino de creer por encima de toda evidencia, apoyados nada más que en la fe. “Dios proveerá”.

c) Encuadrar a María en las lecturas que el leccionario propone para cada semana del adviento. Todo lo que se dice de los grandes ‘esperadores’ de la salvación de Dios, todo eso se cumple en María, la Madre de Dios. 

Fuente:  educadormarista.com