La oración de María

 

Padre Thomas Kevin Kraft OP

 

Después de una serena y detenida meditación sobre los pasajes bíblicos que nos hablan de la oración de la Virgen María, podemos discernir cuatro 'momentos' en su oración personal, en su caminar de fe, con cierta hilación natural entre ellos:


l) María, la elegida, se coloca bajo la mirada amorosa de Dios;
deja que Dios la amara en plenitud, acepta ser objeto del favor de Dios;
experimenta lo que es ser la favorecida, la "llena de gracia"

"Alégrate, llena de gracia: el Señor está contigo...
no temas, María: has hallado gracia ante Dios" (Lc 1,28.30)

"bendita tú entre todas las mujeres" (Lc 1,42)
"todas las generaciones dirán que soy feliz " (Lc 1,48b)

"quiso mirar la humillación de su esclava" (Lc 1,48a; cf. 1 Sam 1,11)


2) María, discípula, desde la radical seguridad de esa mirada de Dios,
supo abandonarse por completo a las manos de Dios,
a sus designios impenetrables, insondables:

"he aquí la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra" (Lc 1,38)

"Feliz tú que has creído que lo que el Señor te prometió se cumplirá" (Lc 1,45)

"Hagan lo que él les diga " (Jn 2,5)


3) Ese abandono no le quitó la necesidad de tratar de comprender y asociarse
concientemente con el plan de Dios para su vida:
María contemplativa meditaba y reflexionaba sobre los acontecimientos
de su vida, tratando de descubrir en ellos el designio de Dios.
Se descubre a sí misma en las páginas de las Sagradas Escrituras, y abre su corazón a la anchura del proyecto de Dios:

"Pero ellos no entendieron la respuesta que les dio." (Lc 2,50)
"Por su parte, María, meditando, guardaba todas estas cosas en su corazón " (Lc 2,19.51)


4) Desde esa comprensión profunda de la fe,
brota del corazón de María testigo una alabanza a Dios
por sus grandes opciones y hechos salvíficos
para con su pueblo pobre, hambriento, oprimido... los "humildes"
Celebra el designio de Dios, no sólo en el pasado lejano sino también en el cumplimiento actual de sus antiguas promesas..

"Engrandece mi alma al Señor" (Lc 1,47)
"porque hizo en mi favor grandes cosas el Poderoso" (Lc 1,49)

"Derriba del trono a los poderosos, y enaltece a los humildes" (Lc 1,52)

"...tal como lo prometió a nuestros padres,
a Abrahán y a su descendencia para siempre" (Lc 1,55)


Fuente: autorescatolicos.org