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La vida en Nazaret
Padre Jean Laplace
NAZARET: Es la vida en
el quehacer cotidiano; es lo humano, lo natural, donde debe buscarse a Dios
en primer lugar. Nada transparente del misterio que encierra. Hemos llegado
al fondo de la humillación del hijo de Dios, bajo el peso del escándalo
expresado por Job y por muchos de los Salmos: ¿Hasta cuándo nos vas a dejar
así? En este transcurrir de lo cotidiano es donde la Virgen va descubriendo
silenciosamente el rostro de Cristo, Verbo hecho carne según Filip 2.
Esta es la vida de la Iglesia en humildad, no como se manifiesta a través de
los apóstoles (vida pública), sino como vive su existencia diaria a través
de los creyentes. Simplemente, existe. El Espíritu late en ella en esta
forma escondida. Algo se desprende de ella que nos transforma, sin que nada
se note. Es la cualidad descrita en Heb 11, que hemos recibido con la
existencia y vivimos en la fe.
Este vivir cotidiano no es rutinario, porque se vive en presencia del Padre
y en el Espíritu Santo. Algo se va realizando secretamente bajo la acción de
la Palabra que es «como la lámpara que brilla en un lugar oscuro hasta que
el día comience a clarear» (2 Ptr 1, 19). Es el tiempo de la espera. Es un
caminar en la noche bajo la luz de la fe. Es la presencia continua de lo que
verdaderamente es. Abre tus ojos. Esta Ley «no esta mas allá de tus
posibilidades ni fuera de tu alcance..., está muy cerca de ti, está en tu
boca y en tu corazón para que la pongas en practica» (Dt 30, 11-14).
Fuente: Los ejercicios
espirituales de diez días
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