El amor a María

 

Padre Javier Leoz

 

Amar a Dios y al prójimo, son dos notas contenidas en una misma línea. Es agua recogdia en el mismo cántaro.

"Este mandato hemos recibido del Señor: que quien ame a Dios ame también a su hermano" (1Jn 4,21).

María, con sencillez y obediencia, supo guardar el equilibrio entre su afán por las cosas de Dios y, su interés, por las cosas de los hombres.

¿Quién de los que estamos aquí no recordamos las Bodas de Caná? No quiso pasar por alto la carencia de algo que hubiera supuesto un gran feo en aquella fiesta. Y, con decisión y coraje, indicó al Señor el drama de aquel momento: "no tienen vino".

Pero, en este tiempo de la Pascua y celebrando festivamente este mes de mayo, podríamos poner sobre la mesa de nuestra memoria, muchas estampas que nos hablan de la solidaridad de María, de su amor, de su entrega, de su compromiso.

¿Quién no recuerda, aún estando llena de Dios, la visita a su prima Santa Isabel?

¿Quién de los que estamos aquí -delante de Ella- no hemos sentido su ayuda, su apoyo, su mano protectora en más de una ocasión?

¿Sabéis cual fue el acto más supremo, el más grande de María? No lo pensemos más: dejar que Cristo subiera a la cruz.

¿Cómo andamos nosotros en nuestro compromiso con los demás? ¿Nos echamos atrás ante las necesidades y sufrimientos de los que nos rodean?

Dejemos, a los pies de María, y como signo de nuestra entrega, esta bandeja repleta de medicinas y vendas. Que nunca nos cansemos de hacer el bien.

Fuente:  autorescatolicos.org