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Orar con María, Orar a María
María, sagrario del Espíritu.
Fray Martín Irure, ofmcap.
Ambientación
María está “llena de gracia” desde la
Anunciación. Aceptando el plan de Dios, el Espíritu inunda toda su
existencia. Y está presente en la venida del Espíritu en Pentecostés, en
compañía de los discípulos. Toda la actividad de María se desarrolla a
impulsos del Espíritu. Ella lo descubrió en la historia de su pueblo y en el
comienzo de la Iglesia, el nuevo Pueblo de Dios.
Lectura de la Palabra (Lc 1, 28-35)
El ángel entró donde estaba María y le dijo:
- Dios te salve, llena de gracia, el Señor está contigo.
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué
significaba tal saludo. El ángel le dijo.
- No temas, María, pues Dios te ha concedido su favor. Concebirás y darás a
la luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús. Él será grande, será
llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su
padre, reinará sobre la descendencia de Jacob por siempre y su reino no
tendrás fin. María dijo al ángel:
- ¿Cómo será esto, pues no tengo relaciones con ningún hombre?
El ángel le contestó:
- El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con
su sombra; por eso, el que va a nacer será santo y será llamado Hijo de
Dios.
Reflexión
María ora expectante por la venida del Espíritu. María, criatura del
Espíritu,
se deja plasmar por su acción santificadora.
El Espíritu la transformó en: Aula del Rey, Templo del Señor, Arca de la
Alianza.
El Espíritu la hizo su Esposa y Amiga. De su casta unión, brotó la humanidad
santa de Jesús.
Así, María llega a ser: Sagrario del Espíritu, mansión estable y santa.
El Espíritu de María se alegra con el Dios que salva.
El Espíritu fecundó a María para ser la Madre del Mesías.
El Espíritu fecunda en Pentecostés a su Esposa, para que sea la Madre de la
Iglesia.
La Iglesia, alentada por el Espíritu, con la Madre María, seguirá haciendo
las maravillas
a favor de la humanidad.
Oremos al Señor
Te damos gracias, Padre...
- Porque nos regalas al Espíritu de tu amor. Oremos.
- Porque nos haces hijos de la Iglesia. Oremos.
- Porque nos haces hijos de María, a impulsos del Espíritu. Oremos.
Oh Dios, que de modo inefable has edificado un templo santo para tu Hijo
en el seno virginal de Santa María, concédenos adorarte en el Espíritu y en
verdad,
siguiendo fielmente la gracia del bautismo, para merecer convertirnos
nosotros también
en templos vivos de tu gloria.
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