María, rostro maternal de Dios.

 

Nicolas Adrian Peirone

 

  ¿ Los católicos no encontramos nada raro sobre María en los Evangelios. Pero algunas sectas cristianas, juzgan que la devoción a la Virgen ha experimentado una inflación que la aleja de la modestia y sencillez evangélica.
Cierto que puede haber extremismos, como afirmaba el Concilio Vaticano II , al poner en guardia contra las “falsas exageraciones”, pero condenaba igualmente la “excesiva mezquindad de espíritu” en algunos cuando hablan de la madre de Dios.
Porque de eso se trata, de la “Madre de Dios”, una afirmación implícita en los Evangelios que nos lleva a entender la religión en clave menos machista a lo usual.
Por María, Dios se hizo uno de nosotros, se metió en nuestra historia y se hizo accesible al hombre.
El mismo Lutero lo entendió certeramente al afirmar: La verdadera teología cristiana no digiere la majestad de Dios, como hicieron Moisés y otras doctrinas, sino que contempla a Cristo nacido de una virgen…
En tono parecido afirmaban los obispos latinoamericanos en Puebla ”…Sin María, el Evangelio se desencarna, se desfigura y se transforma en ideología, en racionalismo espiritualista” Quien quiera entender, que entienda.
La figura de María nos muestra una forma más cercana y femenina de Dios, que debido a la cultura patriarcal del mundo bíblico, fue descrito demasiado varonilmente, como un “Padre”. Pero Dios es Espíritu y no tiene sexo.
Y porque Dios es Amor bien puede ser visto como Padre y Esposo, pero también como madre. La misma escritura describe a Dios algunas veces con rasgos femeninos: “como una madre que no olvida de sus hijos”
La experiencia de la historia demuestra que la mujer es más sensible a lo fascinante del misterio, a lo sagrado y a lo religioso; capta mejor la trascendencia de Dios inmanente en el mundo. Por su psicología, llena de receptividad activa, la mujer responde mejor que el hombre a las llamadas de la Palabra divina. Tal vez por eso quiso Dios hacerse carne por ella y en ella, en María, la “bendita entre todas las mujeres”…”la Mujer” como cariñosamente la llamó Jesus.

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LG 67
DP 301
Jn 4,24
Is 49,15

Fuente: autorescatolicos.org