El misterio de María

María Velázquez Dorantes

 

 Cuántas cuestiones giran entorno al misterio de María, y muchas aún la ciencia no les encuentra sentido u explicación, pero para comprender su misterio basta escuchar el corazón y tratar de adoptar el papel del corazón de María.  
El misterio de María no es tan complicado como parece, no exige de tantos razonamientos y lógicas ineludibles, basta entender que María es amor de Dios, y cómo Dios es amor; María es un brote de Amor por todo. Debido a que los roles que ella adopta.  
El rol de mujer, de madre, de sierva, de obediencia, de entrega, de amiga, de guía, de caminante, etc., cada papel que ella desempeña no tiene mucho de incomprensible porque cada papel lo ejerce sobre el principio básico y factor creador del Universo: el amor.  
Desde la anunciación María comprendió el amor del Padre para enviar a su hijo, en los meses de gestación María alimento a Jesús con su amor, al mismo tiempo que su Hijo de devolvía ese sentimiento. 
A la hora del parto, basto hacer brillar la estrella de Belén para comprender que todo había salido como el amor del Padre lo había planeado, los años siguientes ella fue madre como lo son muchas mujeres, fue una madre cariñosa, elocuente, madura, madre humana y madre espiritual.  
María en su amor infinito comenzó a entender a Jesús y a comprender la misión misma, sin embargo, al igual que nosotros ella experimenta el proceso de Salvación con miedos, ansiedades, angustias, no obstante puso todo en manos del Padre, del Hijo y del Espíritu para que el amor de la Divinidad le otorgarán las fortalezas suficientes para enfrentar la muerte, la resurrección y la entrega de la humanidad por parte de Cristo.  
El misterio que envuelve a María se encuentra en el corazón amoroso de toda su vida porque es una de las herramientas fundamentales para abrir paso al florecimiento del conocimiento del por qué el Creador ama tanto a la humanidad, y siendo la sierva escogida acata los prodigios de madre, de valor, de humildad, de lucha, de paz, de bondad todos ellos generados por el gran sentimiento y denominador común: amor.