Ser Marta o ser María

 

 

Padre Javier Leoz

 

 

Soy Marta cuando me afano por lo inmediato
Tú eres María cuando me haces ver el fondo de las cosas.

Soy Marta cuando exijo que camines a mi ritmo
Tú eres María cuando me invitas a reposar en el camino.

Soy Marta cuando pienso que en el “hacer” está el todo.
Tú eres María cuando en el silencio me descubres el valor del silencio


Soy Marta cuando olvido que tengo corazón y alma
Tú eres María cuando me haces descubrir la vida interna que llevo dentro.

Soy Marta cuando me desgasto sin saber por qué ni cuando.
Tú eres María cuando me enseñas a guardar energías para lo alto.

Soy Marta cuando vivo sin freno ni medida.
Tú eres María cuando me invitas a la paz y al sosiego.

Soy Marta cuando digo que creo en Jesús y no le escucho.
Tú eres María cuando me invitas a escuchar para saber si creo.

Soy Marta cuando vivo perdido en lo aparente.
Tú eres María cuando me haces buscar lo trascendente.

Soy Marta cuando lo exterior me llena de ansiedad.
Tú eres María cuando me recuerdas que en el interior está la felicidad.

Soy Marta cuando pienso que la fortaleza está en lo que realizo.
Tú eres María cuando me recuerdas que Dios es inspirador de todo.

Soy Marta por poner todo mi esfuerzo en los medios y trabajo.
Tú eres María si me haces ver que todo eso es secundario frente al Maestro.

Soy Marta cuando subo y bajo, hablo y canto, planifico y pienso.
Tú eres María si me llamas al sosiego que nos da el Misterio.

Soy Marta cuando me dejo llevar por lo aparentemente válido.
Tú eres María si me enseñas el tesoro de lo contemplativo.

Soy Marta cuando me ensordece el ruido del mundo.
Tú eres María si me invitas a afinar el oído hacia lo divino.

Soy Marta cuando me agobian los problemas de cada día.
Tú eres María cuando me enseñas la fortaleza de Dios y de su Palabra.

Soy Marta cuando pongo en el centro de todo mi esfuerzo.
Tú eres María si me haces ver a Dios como fuente de todo.

Soy Marta si pierdo el control por lo que me empuja.
Tú eres María si me induces al equilibrio y a la esperanza.

Soy Marta cuando pienso que en la velocidad reside el triunfo.
Tú eres María por frenar mis caprichos y mis impulsos.

Soy Marta cuando busco y no alcanzo, cuando trabajo a tiempo y destiempo, cuando pongo el acento en la pura materialidad.
Tú eres María cuando, simplemente, me invitas a pararme un poco y ese poco, que es mucho, es ni más ni menos que JESÚS.

Fuente: autorescatolicos.org