La Virgen María

 

 

Eduardo Cardenal Pironio 


Extracto de "La dimension contemplativa de la Vida Religiosa" Marzo 1980

La Virgen María.

La ejemplaridad de la Virgen María para toda vida consagrada y para todos aquellos que participan en la misión apostólica de la Iglesia adquiere una luz particular cuando se presenta en las actitudes espirituales que la han caracterizado:

- María, la Virgen en escucha; María, la Virgen en oración se ofrece como modelo excelentísimo de la Iglesia en el orden de la fe, de la caridad y de la perfecta unión con Cristo, es decir, de aquella disposición interior con la cual la Iglesia, esposa amante, se halla estrechamente unida a su Señor, lo invoca y, por mediación suya, rinde culto al Padre Eterno. Ella, intrépida, en pie junto a la cruz del Señor, enseña la contemplación de la Pasión.

Al reavivar el culto hacia Ella, siguiendo las enseñanzas y la tradición de la Iglesia, los religiosos y religiosas encuentran el camino seguro que guía y fortalece la dimensión contemplativa de toda su vida.

La vida contemplativa de los religiosos estaría incompleta si no se orientase a un amor filial hacia Aquella que es Madre de la Iglesia y de las almas consagradas.

Este amor a la Virgen se manifestará con la celebración de sus fiestas y, especialmente, con las oraciones cotidianas en su honor, sobre todo con el Rosario. Es una tradición secular para los religiosos la de rezar diariamente el Rosario y, por lo tanto, no es inútil recordar la oportunidad, la fragancia, la eficacia de semejante oración, que propone a nuestra meditación los misterios de la vida del Señor.