Santa María del Dios-con- nosotros

Santuario de Angosto, PP Pasionistas, Vilanañe, Alava, España

 

La Comunidad Cristiana ha iniciado el camino a la Navidad. Este tiempo, llamado ADVIENTO, es una preparación intensa para vivir el GRAN
acontecimiento, porque este sí que es grande; tanto que no lo esperábamos. Nos sobrepasa del todo. La Navidad, el DIOS-CON-NOSOTROS, ha desbordado todo lo imaginable. Siempre es más...

En este tiempo de preparación, escucharemos con insistencia, a los voceros de Dios, a los Profetas, especialmente a Isaías; él "sueña" y vuelve a "soñar", anunciando a su pueblo algo impresionante que va a ocurrir. Era algo que
latía en el corazón de los creyentes, de los "pobres de Yahvé", que mantenían viva la esperanza de las promesas. Ahí están, Simeón, Ana, Juan Bautista, José y MARÍA. Ella, más que nadie, espera y está abierta a la novedad de Dios.

Me atrevo a afirmar que a MARÍA no le tuvo que resultar fácil aceptar los planes de Dios, porque realmente no tenían una lógica medianamente
razonable. Desde luego, humanamente hablando, no tenía ninguna lógica; sólo la lógica de Dios, y ésa... no nos resulta, ni razonable, ni nada que se le parezca. Ahí está María.

Por eso más que buscar una serie de razonamientos que "expliquen" cuanto se nos va ofreciendo, yo prefiero centrarme en una actitud contemplativa ante la Madre y descubrir en Ella lo que puede ayudarme a captar en profundidad todas las dimensiones.

Ä La situación de su ser y de su corazón: como madre, se prepara intensamente al acontecimiento asombroso de la maternidad. Como creyente,
su actitud de profunda acogida del misterio que la sobrepasa.

Ä La "sorpresa". Lo que estaba aconteciendo la sobrepasa. ¿Quién se podía haber imaginado siquiera que Dios tomara la forma humana y en aquel estado y situación? ¿Era posible para el corazón creyente judío esta forma de presencia?
También a ella le envuelve el misterio y la sorpresa.

Ä La aceptación y la admiración (= Adoración) ante el misterio de la Encarnación del Dios que se hacía hombre en sus entrañas. Los relatos evangélicos nos hablan de esta actitud en María: la acogida más plena al plan de Dios, pero dejándose "iluminar" por los que van apareciendo como testigos y anunciadores de la Buena Noticia: los pastores, los ángeles, Belén,... Y aquí vuelve a hacerse nuevo el "fiat", el "hágase en mí..." A pesar de la pobreza,
de la marginación, de..., María hace de su vida una profunda adoración, no porque se postre de rodillas, sino porque pondrá su vida, su ser y sus
facultades al servicio de este Dios sorprendente. ¡Admirable misterio!

No creo que resulte difícil descubrir estas y otras pinceladas en el gran acontecimiento de la Navidad, y María en ella. Preparar nuestro ser y corazón, abrirnos a la sorpresa y aceptar, admirar y adorar, pueden ser las grandes actitudes a crear en nosotros para vivir intensamente este núcleo de nuestra fe. Es la Navidad: el Dios-con-nosotros. Y María es el camino más seguro.

Santa María de la Navidad:
muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tus entrañas.