Magníficat

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Dios es alegre. Y el diálogo con él, también. La alegría se refleja en las canciones que acompañan la vida de cada día. El canto del Magnificat es el espejo del alma de María. Y en el alma lleva grabadas la ternura y la compasión de Dios hacia los más pobres. 

La alegría la encontramos en lo más profundo del manantial, donde Dios es Dios. María se abre al misterio de Dios y es tanta la alegría que siente al ver cómo es Dios que no puede hacer otra cosa que cantar con júbilo. Su canción es una gran noticia para toda persona. 

La canción es como un resplandor de profecía para el mundo. Dios toca las heridas y las sana. A María Dios la ha mirado en su pequeñez, ha tocado y besado su pobreza. En ella se anuncia la buena nueva del Evangelio, se adelantan las bienaventuranzas de Jesús. 

Palabra de la Iglesia: 

"El cántico de la Virgen, al difundirse, se ha convertido en oración de toda la Iglesia en todos los tiempos" (Marialis Cultus, 18).

Fuente: cipecar.org