Salmo para el camino

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-“Ved: ¡qué dulzura, qué delicia, 
convivir los hermanos unidos!
Es ungüento precioso en la cabeza, 
que va bajando por la barba, 
que baja por la barba de Aarón 
hasta la franja de su ornamento. 
Es rocío del Hermón 
que va bajando sobre el monte Sión. 
Porque allí manda el Señor la bendición: 
la vida para siempre” (Sal 132). 


. Este salmo tiene el dulce sonido de una bienaventuranza. 
. La convivencia de los hermanos, con María en medio, es como un aroma que nos envuelve y penetra al respirar profundamente, es como la frescura del rocío que nos entra por los poros del cuerpo. 
. Donde dos o más se reúnen con María, allí manda Dios su amor por siempre, como el mejor antídoto contra el desamor. 

Fuente: cipecar.org