Madre: los misterios del hombre

Jaime Septién

 

Reflexión dentro el libro Pensamientos de Luz, que es una antología de textos poéticos y filosóficos de Karol Wojtyla-Juan Pablo II.
Para mi madre, de quien aprendo sobre la Gracia.

Leí como una exhalación, para después meditarlo sorbo a sorbo, el libro Pensamientos de Luz, que es una antología de textos poéticos y filosóficos de Karol Wojtyla-Juan Pablo II, realizada por uno de sus traductores al español, el profesor Bogdan Piotrowski.

De «Abrahán» a «Voluntad», Pensamientos de Luz (Ediciones Levántate, Granada, España: 2004), nos muestra que el Papa es, de verdad, una de las grandes aportaciones a la filosofía de los últimos cien años. Lo mismo que a la poesía religiosa. Entre sus divisiones alfabéticas, me topé con estas tres que hablan del ser que es vehículo de la vida, sostén del futuro, techo para la intemperie de nuestros sueños, es decir:

Madre

1. «Madre mía, aquí te confieso mi construcción y te abro la tapa de las nostalgias y esta avalancha eslava que cae sobre mí»

… y cuanto David, 1939

2.«Ya sé, madre, ya sé, tú dices -no termines-. No termino, madre mía. Sólo me estrecharé contra ti»

…y cuanto David, 1939

3.«Hay instantes en que el primer y profundo fulgor en las pupilas les revela a las madres los misterios del hombre»

Madre, 1950

Yo alcanzo a ver en estos tres fragmentos, tres ideas centrales en la visión sobre la madre, que, por reflejo, provienen de la Madre de Dios y se extienden hacia nuestra Santa Madre la Iglesia. Los dos primeros fragmentos son de un poema (…y cuanto David) de 1939, cuando la experiencia de la pérdida personal de la madre de Karol estaba fresca, como también lo estaba el inicio de la Segunda Guerra Mundial. El poema Madre, de 1950, muestra a un sacerdote en plenitud de su ministerio, abrazando la vocación en medio del hombre.

Las tres ideas centrales sobre la presencia de la madre en nuestras vidas -según el Papa- son las siguientes: 

La madre es impulso a la vida, ancla de la esperanza y apertura a la identidad personal, a la tradición y a la historia.

La madre es tarea de amor impuesta al corazón del hijo. Tarea que sólo termina cuando el hijo se abre a la Gracia.

La madre es una mirada, un regazo, el viento fresco de la tarde. Cosas que no se pueden contar, pero que importan mucho.

Vida, amor y misterio: ¿se puede decir algo más grande de la madre humana, que es reflejo de la Madre celestial y de la Esposa de Cristo, es decir, la Iglesia? Como en tantas otras materias, el Papa -con su pensamiento- nos abre el camino de la luz. Es decir: de la felicidad.

Fuente: periodismocatolico.com