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Virgen
del Pilar
Padre
Jesús Martí Ballester
I. LA TRADICIÓN DEL PILAR
Según una piadosa y antigua tradición, ya desde los albores de su
conversión, los primitivos cristianos levantaron una ermita en honor de
la Virgen María a las orillas del Ebro, en la ciudad de Zaragoza. La
primitiva y pequeña capilla, con el correr de los siglos, se ha
convertido hoy en una basílica grandiosa que acoge, como centro vivo de
peregrinaciones, a innumerables fieles que, desde todas las partes del
mundo, vienen a rezar a la Virgen y a venerar su Pilar. La advocación
de nuestra Señora del Pilar ha sido objeto de un especial culto por
parte de los españoles: difícilmente podrá encontrarse en el amplio
territorio patrio un pueblo que no guarde con amor la pequeña imagen
sobre la santa columna. Muchas instituciones la veneran también como
patrona. Muy por encima de milagros espectaculares, de manifestaciones
clamorosas y de organizaciones masivas, la Virgen del Pilar es invocada
como refugio de pecadores, consoladora de los afligidos, madre de España.
Su quehacer es, sobre todo, espiritual. Y su basílica, en Zaragoza, es
un lugar privilegiado de oración, donde sopla con fuerza el Espíritu.
II. EL PILAR EN HISPANOÁMERICA
La devoción al Pilar tiene una gran repercusión en Hispanoamérica,
cuyas naciones celebran la fiesta del descubrimiento de su continente el
día doce de octubre. Como prueba de su devoción a la Virgen, los
numerosos mantos que cubren la sagrada imagen y las banderas que hacen
guardia de honor a la Señora ante su santa capilla, testimonian la
vinculación fraterna que Hispanoamérica tiene por el Pilar, con la
patria española. Abierta la basílica durante todo el día, jamás
faltan fieles que llegan al Pilar en busca de reconciliación, gracia y
diálogo con Dios (LH).
III. LOS DOCUMENTOS DEL SIGLO XIII
La tradición, tal como ha surgido de unos documentos del siglo XIII que
se conservan en la catedral de Zaragoza, se remonta a la época
inmediatamente posterior a la Ascensión de Jesucristo, cuando los apóstoles,
fortalecidos con el Espíritu Santo, predicaban el Evangelio. Se dice
que, por entonces, el Apóstol Santiago el Mayor, hermano de San Juan e
hijo de Zebedeo, tuvo la inspiración de ir a predicar a España.
Aquellas tierras no habían recibido el evangelio, por lo que se
encontraban atadas al paganismo. Santiago obtuvo la bendición de la
Santísima Virgen para su misión. Los documentos dicen textualmente que
Santiago, "pasando por Asturias, llegó con sus nuevos discípulos
a través de Galicia y de Castilla, hasta Aragón, el territorio que se
llamaba Celtiberia, donde está situada la ciudad de Zaragoza, en las
riberas del Ebro. Allí predicó Santiago muchos días y, entre los
muchos convertidos eligió como acompañantes a ocho hombres, con los
cuales trataba de día del reino de Dios, y por la noche, recorría las
riberas para tomar algún descanso".
IV. EN CARNE MORTAL
En la noche del 2 de enero del año 40, Santiago se encontraba con sus
discípulos junto al río Ebro cuando "oyó voces de ángeles que
cantaban Ave, María, gratia plena y vio aparecer a la Virgen Madre de
Cristo, de pie sobre un pilar de mármol". La Santísima Virgen,
que aún vivía en carne mortal, le pidió al Apóstol que se le
construyese allí una iglesia, con el altar en torno al pilar donde
estaba de pie y prometió que "permanecerá este sitio hasta el fin
de los tiempos para que la virtud de Dios obre portentos y maravillas
por mi intercesión con aquellos que en sus necesidades imploren mi
patrocinio". Desapareció la Virgen y quedó allí el pilar. El Apóstol
Santiago y los ocho testigos del prodigio comenzaron inmediatamente a
edificar una ermita en aquel sitio y, con el concurso de los conversos,
la obra se puso en marcha con rapidez. Pero antes que estuviese
terminada la Iglesia, Santiago ordenó presbítero a uno de sus discípulos
para servicio de la misma, la consagró y le dio el título de Santa María
del Pilar, antes de regresar a Judea. Esta fue la primera iglesia
dedicada en honor a la Virgen Santísima.
V. MONUMENTOS GARANTES DE LA TRADICIÓN.
Muchos historiadores e investigadores defienden esta tradición y aducen
que hay una serie de monumentos y testimonios que demuestran la
existencia de una iglesia dedicada a la Virgen de Zaragoza. El mas
antiguo de estos testimonios es el famoso sarcófago de Santa Engracia,
que se conserva en Zaragoza desde el siglo IV, cuando la santa fue
martirizada. El sarcófago representa, en un bajo relieve, el descenso
de la Virgen de los cielos para aparecerse al Apóstol Santiago. En el año
835, Almoino, monje de San Germáin de París, redactó unos escritos en
los que habla de la Iglesia de la Virgen María de Zaragoza, "donde
había servido en el siglo III el gran mártir San Vicente", cuyos
restos fueron depositados por el obispo de Zaragoza, en la iglesia de la
Virgen María. También está atestiguado que antes de la ocupación
musulmana de Zaragoza, en 714, había allí un templo dedicado a la
Virgen.
VI. ARRAIGO DE LA TRADICIÓN BASE DE LA LITURGIA
La devoción del pueblo por la Virgen del Pilar está tan arraigada
entre los españoles y desde épocas tan remotas, que la Santa Sede
permitió el establecimiento del Oficio del Pilar en el que se consigna
la aparición de la Virgen del Pilar como "una antigua y piadosa
creencia". El Papa Clemente XII señaló la fecha del 12 de octubre
para la festividad particular de la Virgen del Pilar, pero ya desde
siglos antes, en todas las iglesias de España y entre los pueblos
sujetos al rey católico, se celebraba la dicha de haber tenido a la
Madre de Dios en su región, cuando todavía vivía en carne mortal. Fue
una venida extraordinaria de la Virgen durante su vida mortal, cuando
todavía vive en Palestina: "Con ninguna nación hizo cosa
semejante", canta con razón la liturgia del 2 de enero, fiesta de
la Venida de la Virgen. La Columna o Pilar que la misma Señora trajo
para que, sobre él se construyera la primera capilla que, de hecho, sería
el primer Templo Mariano de toda la Cristiandad. La vinculación de la
tradición pilarista con la tradición jacobea, del Santuario de
Santiago de Compostela. Por ello, Zaragoza y Compostela, el Pilar y
Santiago, han constituido dos ejes fundamentales durante siglos la
espiritualidad de España.
VII. LA SOLIDEZ DEL PILAR
El pilar, simboliza la solidez del edificio-iglesia y la confianza en la
protección de María. Es la "manifestación de la potencia de Dios
en el hombre y la potencia del hombre en Dios". Es soporte de lo
sagrado, y de la vida cotidiana. María, la puerta del cielo, la escala
de Jacob, ha sido la mujer escogida por Dios para venir a nuestro mundo.
En ella la tierra y el cielo se han unido en Jesucristo. Las columnas
garantizan la solidez del edificio, tanto el arquitectónico como el
social. Quebrantarlas es amenazar el edificio entero. La columna es la
primera piedra del templo, que se desarrolla a su alrededor; es el eje
de la construcción que liga entre si los diferentes niveles. María es
también la primera piedra de la Iglesia, el templo de Dios; en torno a
ella, lo mismo que los apóstoles reunidos el día de Pentecostés, va
creciendo el pueblo de Dios; la fe y la esperanza de la Virgen alientan
a los cristianos en su esfuerzo por edificar el reino de Dios. Como en
Ex 13,21, una columna de fuego por la noche acompañaba al pueblo de
Israel peregrino en el desierto, dirigiendo su itinerario. El pueblo ve
en la Virgen del Pilar simbolizada "la presencia de Dios, una
presencia activa que, guía al pueblo elegido a través de las
emboscadas de la ruta.
VIII. JUAN PABLO II Y EL PILAR
El Papa Juan Pablo II en 1984, al hacer escala en su viaje a Santo
Domingo para iniciar la conmemoración del descubrimiento de América,
reconoció a la Virgen del Pilar como "patrona de la
hispanidad". Aumentó la devoción a la Virgen del Pilar el
prodigio ocurrido en la guerra civil de 1936-1939, cuando las tres
bombas que cayeron sobre el templo no estallaron en lo que muchos vieron
un signo de la especial protección de la Virgen sobre las tropas
nacionalistas. De toda España acudían peregrinos a pie a dar gracias a
la Virgen por haberlos librado de los peligros de la guerra.
IX. DESCUBRIMIENTO DE AMERICA
El día 12 de octubre de 1492, cuando las tres carabelas de Cristóbal
Colon avistaban las desconocidas tierras de América, al otro lado del
Atlántico, los monjes jerónimos cantaban alabanzas a la Madre de Dios
en su santuario de Zaragoza, por lo cual, el 12 de Octubre día de la
Virgen del Pilar, es también el día de la Raza. En México, a los pies
de su Patrona en la Basílica preciosa y moderna de la Virgen de
Guadalupe, a miles de kilómetros de España, se siente la emoción de
ser español, hoy que tantos parece que se avergüenzan de serlo cuando
intentan la separación, oyendo hablarle a la Madre Guadalupana en
nuestra misma lengua española. Invoquemos la intercesión de Santa María
del Pilar, para que hoy libre a España de tantos errores, siembre la
verdad, barra las mentiras, desbarate las intrigas, aleje para siempre
la lacra del terrorismo, eleve el nivel ético y moral de los ciudadanos
y purifique la fe de los creyentes y la haga operativa por la caridad y
la práctica de las virtudes cristianas, enfervorice a los tibios y haga
santos a los que ya son buenos. Mientras tanto el carillón del Pilar
seguirá desgranando al aire del Ebro cada hora la jaculatoria devota:
¡”Bendita sea la hora en que María Santísima vino en carne mortal a
Zaragoza”! ¡Por siempre sea bendita y alabada!
Fuente:
autorescatolicos.org
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