María sale al encuentro de su Hijo

Padre Tomás Rodríguez Carbajo

 

1.- María angustiada.
. Para saber lo que amamos a las personas o las cosas, muchas veces tenemos que perderlas, aunque no siempre sea necesario llegar a ese extremo.
. ¿Cuál no sería la angustia que invadiría a María al no encontrar a Jesús en la caravana al final de la jornada, cuando regresaba con José de Jerusalén ?
. El dolor de la pérdida se acrecienta, porque uno mismo se echa la culpa , creyendo que lo acontecido es por no haber estado más pendiente.
. En la medida en que avanzan los días y no hay resultado positivo, se acrecienta el dolor e instintivamente uno se pone en lo peor que puede acontecer, sufriendo de antemano algo que puede ser no suceda.
. María acompañada de su esposo explotan todos los medios a su alcance para poder dar con el paradero de su hijo.
. Cuando llega el final feliz del encuentro ¿cómo describir la alegría de la Madre con su Hijo abrazados?
. La situación anímica por la que pasó María en aquellas circunstancias Ella misma nos lo dice: “Hijo, ¿por qué te has portado así con nosotros? ¡Mira con qué angustia te buscábamos tu padre y yo! (Lc.2,48)

2.- María ávida discípula.
. Entre las cosas excepcionales de las que disfrutó María una de ellas fue la de poder escuchar de labios de Jesús muchas cosas, tener mutua intimidad como corresponde a una madre y a su hijo.
. Ella supo aprovechar todas las enseñanzas y procuraba no perder ninguna de ella, pues, San Lucas nos dice que “lo guardaba todo en su corazón”.
. María conocía el tesoro que tenía en su Hijo y por eso no desperdiciaba nada de lo concerniente a El:
Lo que Él le decía (Lc.2,52) y lo que de El le decían (Lc.2,19).
. Cuando Jesús se marchó a predicar, María no quería perderse sus enseñanzas y alguna vez se presentó a escucharle en medio de la muchedumbre, así nos lo narran los sinópticos Mt.12,46-47, Mc.3,31-35, Lc.8,19-21. ¡Qué distinta es la actitud de María de la de otros que se acercaban para espiarle como los fariseos!.

3.- María apenada.
. De muchos dolores sólo podemos hacernos una idea, pues, al no pasar físicamente por ellos, sólo nos lo podemos imaginar. Uno de estos casos es el dolor tan profundo que sufrió María, cuando se encontró con su Hijo camino del Calvario.
. ¡Qué sentiría María al ver a Jesús abrumado por el peso de la cruz! Él llevado a la condena reservada a los esclavos, la crucifixión; rodeado de una chusma manipulada por los jefes de Israel, quienes estaban molestos, porque lo que predicaba Jesús no cuadraba con los planes que ellos tenían del Mesías.
. A una distancia prudencial María pudo ver pasar y después acompañar a su Hijo.
. María tenía clavada la espada que le profetizó Simeón y esperaba que un día terminaría con su martirio como lo había anunciado con mucha antelación el profeta Isaías al hablar del Siervo de Yavé