Mirar a María con ojos piadosos

Padre Tomás Rodríguez Carbajo

. La virtud de la piedad regula las relaciones entre familiares y allegados.
. En la mirada se trasluce el fondo del alma, por eso leemos a las personas en su manera de mirar. Se pueden reflejar distintas actitudes, por ejemplo, indiferencia, desprecio, ira, amor, acogida, etc...
. La mirada de María para con nosotros refleja una actitud de acogida, pues, a Ella constantemente acudimos en momentos de prueba, tentación, dificultades, siempre nos vemos amparados, ya que su condición de Madre le hace volcarse sobre nosotros para socorrernos, pues, siempre estamos necesitados, de ahí que traduzcamos la mirada de María, que se posa sobre nosotros para contemplarnos con ojos misericordiosos.
. Nuestra condición de hijos siempre descubre en las imágenes de María su belleza indescriptible, reflejo de la grandeza de su alma colmada de virtudes, eso no resta nada a la plácida y sosegada mirada sobre nosotros, quienes como niños acudimos a su regazo materno, porque allí encontramos siempre asilo y paz.
. La piedad es consecuencia de nuestra condición de hijos, tenemos que amar a María por la simple, sencilla y ponderada razón de que es nuestra Madre. No es cuestión de alardear el amor a la Virgen, sino expresarlo con nuestra tierna y sincera devoción en la condición de hijos.
. Podemos acudir a María por motivos distintos, con actitudes variadas, en situaciones no siempre iguales, pero siempre tenemos que tener presente nuestra condición de hijo y eso es lo que nos hace mirara con ojos piadosos; a veces suplicándole una ayuda, otras veces desahogando nuestro corazón afectado por las incomprensiones, la soledad...Tenemos la certeza de que Ella nunca nos defrauda, siempre está atenta a nuestras súplicas para poder darle una respuesta satisfactoria.
. María siempre nos mira con “ojos misericordiosos” y nosotros hemos de responderle con ojos piadosos, en los que reflejemos nuestra condición filial, no esquivando nunca su mirada, sino buscándola para así sentirnos arropados con su maternal presencia, de esta manera como niño agarrado a las faldas de la madre, no tendremos miedo a lo que pueda acontecernos en nuestro alrededor, pues, junto a Ella nos sentimos siempre seguros.
. Sentirse niño protegido por la mirada de la Madre nos da una garantía de vencer cualquier obstáculo, que se nos presente en nuestra vida. ¡ Qué diferencia el desarrollo de un niño que disfruta del cariño de la madre y el de otro, que nunca conoció a su madre y que no pudo disfrutar de las caricias, besos y mimos de quien le llevó durante la gestación física y afectivamente junto a su corazón ¡.
. Un desarrollo afectivo norrnal necesita del calor de la madre, por eso para nuestra vida espiritual nos ha dejado Jesús una Madre y nos dio la que mejor ejercía el oficio materno, Él tenía la experiencia.
. Nuestra mirada a María, expresada al contemplar una imagen suya, tiene que ir cargada de un tierno y profundo amor, de un espíritu de piedad.