María se fió de Dios

Padre Tomás Rodríguez Carbajo

. Nos cuesta mucho ceder nuestra manera de pensar, pues, siempre creemos que tenemos la razón. Esto que nos acontece con las personas a veces lo transportamos a nuestra relación con Dios, aunque sólo sea de una manera solapada., por eso Jesús, cuando nos enseñó a rezar nos dijo que dijéramos en el Padre nuestro. “Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo...”. El decir esta petición conscientemente supone que realmente aceptamos todos los planes de Dios, aunque no coincidan con los nuestros.
. En los primeros momentos en que San Lucas nos presenta a María, en la Anunciación, lo hace con una total disponibilidad a los planes de Dios, se fía totalmente de Él, no le exige ninguna garantía, la expresión que refleja su confianza plena en lo que le anunciaba el ángel es: “He aquí la esclava del Señor”.
. María consiente en lo que Dios quiere de Ella y como resultado de ese ponerse totalmente en las manos de Dios, María se convierte en la Madre del Mesías tantos años esperado.
. Ella no se atribuye ningún mérito, sino que reconoce que todo es pura gratuidad de Dios, por eso se lo agradece con alabanza en el cántico del “Magníficat”: “Porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí...”
. Los planes de Dios son inescrutables, pero sabemos que son siempre amorosos, lo que nos pide es que no los estorbemos para poderlos Él llevar a la práctica.
. En el “hágase” que María responde al plan salvífico de Dios expresa una actitud de espera, de dejarse mover y conducir por los planes e iniciativas venidas del Señor, a Ella sólo le queda aguardar expectante todo lo que Él le preparaba para Ella.
. María nos enseña cómo dejar a Dios hacer obras grandes en nosotros, que no son el premio o resultado de nuestro esfuerzo, sino puro don de Dios; nos descubre que a pesar de ser y conocernos pequeños, Él tiene un gran poder limitado sólo por nuestra libertad.
. Nosotros “no valemos” ante Dios por nuestros méritos y acciones, como creían los fariseos, sino por lo que Dios hace en nosotros, de ahí que más que hablar de merecimientos, tenemos, como María, que agradecer con reconocimiento gozoso que todo lo bueno de la vida es un don, un regalo de Dios.
. María se supo acogida por el amor incondicional de un Dios que colma todos los deseos, Ella no necesitaba tener una lista de méritos, sino una apertura total a la iniciativa de Dios y campo libre a su acción, por eso se proclamó “la esclava del Señor”, reflejando que sometía todo su ser a lo que Dios quisiera.
. Ante Dios que se fija en Ella experimenta la sorpresa y la turbación, pero no la conciencia de sentirse importante, ya que es consciente que es Él quien está siempre dispuesto a hacer grandezas dentro de la pequeñez de las personas, si éstas no ponen obstáculos.
. María llegó a ser lo que ninguna criatura nunca sospechó, Ella lo consiguió, porque se fió de Dios.