María en relación con nuestra redención

Padre Tomás Rodríguez Carbajo

. Quien nos ha salvado, rescatándonos del pecado y dándonos participación en la vida de Dios, es Cristo, único mediador entre Dios y los hombres; pero no podemos menospreciar o minusvalorar el papel realizado por María en orden a nuestra redención.
. Nos fijamos en tres momentos puntuales de la vida de Jesús en los que de una manera muy participativa estuvo María: En la Encarnación, en el Calvario y en Pentecostés.

1.- En la Encarnación.

. María es pieza clave, sin su consentimiento y colaboración materna el Hijo de Dios no se hubiera hecho hombre en su seno.
. María con su “hágase” hizo posible la realización del proyecto, manifestado por Dios a lo largo de la historia, de establecer una alianza imperecedera con el hombre para sacarlo de la esclavitud del pecado.
. La doble naturaleza, la divina y la humana, se juntaron en el seno de María, unidas sin mezclarse, guardando cada naturaleza su propia identidad para inaugurar y establecer una alianza definitiva por la que en Cristo y por Cristo el hombre alcanzaría la salvación.
. Dios Padre pide consentimiento a María, para que su Hijo comience el camino, que le llevaría a poner en paz al hombre con Dios.
. Imprescindible es la presencia de María en la Encarnación.

2.- En el Calvario
. El punto culminante de la alianza de Dios con el hombre estará en el Calvario, en donde con el derramamiento de su sangre nos limpiaría de todos los pecados (Jn.11,49-52). “Junto a la cruz de Jesús estaba María”(Jn.19,25) no sólo con su presencia física reclamada por la compasión de su condición de madre, sino con una presencia de orden salvífico, cooperando con fe y obediencia a la salvación de los hombres. Ofrecía al Padre en silencio el sacrificio cruento de aquél que se dignó encarnarse en su seno “por nuestra salvación”.
. Los méritos de Cristo eran suficientes para salvarnos, pero quiso unir los de su Madre y de esta manera a María le corresponde el título de Corredentora.
. María libremente fue asociada por su Hijo al misterio de la Redención, en el Calvario. Del “costado abierto de Cristo nace la Iglesia”, María estaba allí, porque al entregárnosla Jesús como Madre de todos, la constituyó “Madre de la Iglesia”.

3.- En Pentecostés.

. La Iglesia apareció en público el día de Pentecostés, allí no podía faltar la presencia de María (Hch.1,14), había estado en los dos momentos puntuales salvíficos: Encarnación y Calvario, y también en el día en que la Iglesia se presenta como medio de salvación para todos bajo la dirección de los Apóstoles.
Ella animaría a los recién estrenados evangelizadores y los impulsaría a cumplir su nueva misión, alentándoles con cariño y preocupación de madre.
. María , templo inmaculado del Espíritu Santo y rendida esclava del Señor, testigo fiel del sacrificio de su Hijo en el Calvario, fue la que impulsó, alentó a la Iglesia naciente; la que hasta entonces guardaba todo en su corazón , lo manifestó a sus nuevos hijos, nadie más que Ella sabía cosas de su Hijo.