Santa María de las múltiples presencias

Padre Tomás Rodríguez Carbajo  


. La raíz de las presencia de María en nuestra vida está en su condición de Madre.
. Como niños en creciente desarrollo estamos siempre bajo la atenta mirada de quien cuida amorosamente de sus hijos.

. Cuando el niño se siente solo y se encuentra en alguna dificultad llama a su madre. Nosotros según los problemas con los que nos encontremos, la llamamos con diferentes advocaciones, pero siempre con un trasfondo de que a Ella acudimos, porque estamos seguros de su continua y poderosa intercesión.

. La garantía de su actuación en nuestra vida le viene dada, porque su Hijo la ha llenado de gracia y privilegios, que no se cierran en Ella, sino que tienen todos ellos una irradiación sobre nosotros, unas veces como modelo de ejemplaridad y otras como ayuda espiritual.

. A cada necesidad humana le viene siempre una razón que nos lleva a invocar a María para pedirle ayuda e intercesión:
Ante la enfermedad; Salud de los enfermos.
Ante la lucha entre los hombres: Reina de la paz.
Ante cualquier peligro: Auxilio de los cristianos.
Ante momentos de apuro: Madre de Misericordia.

. Nos decía el teólogo Roschini: María tiene todas y cada unas de nuestras necesidades en su "inteligencia", la compasión en el "corazón" y el poder en las "manos". Siempre se ha admitido en la Iglesia el poder intercesor de María, a la que se le llama "omnipotencia suplicante", basado este aserto en que es Madre de Jesús, que es Dios, y también lo es nuestra; se encuentra entre dos hijos: Uno todopoderoso y otro necesitado.

. María exaltada en el cielo no se desentiende de los hijos peregrinos en la tierra, nos lo decía poéticamente Luis Rosales al contemplarla en su gloriosa Asunción:
"No se pierde, no; se va y se queda
coronada de cielos, tierra añora,
y baja con descensión de Mediadora,
rampa de amor, dulcísima vereda".

. A María la tenemos muy cercana, pues, al ser Madre de la Iglesia está al alcance de todos los que componemos el Cuerpo Místico, cuya Cabeza es Cristo, nosotros los miembros y María el cuello.

. La presencia de María en nuestra vida no es como la omnipresencia de Dios en todas partes, ésta es exclusiva de Él, sino que es una presencia por acción, por unión mística, así su presencia materna influye en nosotros por las virtudes que nos inspira y que Ella ha cultivado de una manera eminente; también se hace presente por las gracias que nos alcanza de su Hijo, ya que es la Medianera de todas las gracias.

. Ninguna necesidad y ningún momento de nuestra vida es ajeno a los cuidados maternos de María.