María Madre de todos

Padre Tomás Rodríguez Carbajo  

 

- Hay palabras muy profundas que nos es muy difícil de expresar todo su contenido, una de ésas es "madre". La carga emocional que lleva consigo es para vivirlo y no para decirlo. Cuando a uno no le dice nada es que es un desalmado.

- La palabra "madre" tiene toda su fuerza no en abstracto, sino en casos concretos, es para aquellos que la refieren a una persona determinada y ésta extiende su acción a pocos.

- En el caso de María su condición de Madre no tiene límites : ni geográficos, ni temporales, ni estamentos sociales..., todo ser humano tiene derecho a invocarla como Madre, porque lo es de todos y de cada uno. Su maternidad nos viene dada por su colaboración estrecha con Cristo en la redención de todo el género humano, Ella fue Madre de Jesús y El nos la dio al pie de la cruz como Madre de todos los hombres.

- La orfandad es siempre una situación lamentable y sobre todo, cuando los hijos afectados son de poca edad. Jesús consciente de la necesidad que tenemos todos del afecto y cariño de la madre para un desarrollo normal, ha puesto el instinto materno en la mujer, que nos trajo a este mundo; como hay un gran paralelismo entre la vida temporal y la espiritual, no quiso que nos faltase el afecto materno en nuestro camino por las sendas del espíritu.

- La presencia de María se nos hace imprescindible en toda nuestra trayectoria espiritual. En la celebración del bautismo en muchos lugares tienen la costumbre desde muy antiguo el ofrecer a María al recién bautizado para ponerlo bajo u protección, esto está en sintonía con lo que el Ritual del Bautismo pone al final de la ceremonia en plan optativo.

- A lo largo de toda nuestra vida todos podemos experimentar el calor materno, que nos anima a revivir, la edad cronológica no importa, ya que todos somos muy poco maduros en nuestra vida espiritual, y, aunque ésta vaya poco a poco creciendo, no podemos romper los lazos afectivos con quien en nuestra vida tiene no un título honorífico, sino una labor maternal desde que venimos a este mundo hasta que nos vayamos a la eternidad.

- Es Madre de los niños que balbucean su nombre aprendido de los labios de su madre terrena o su abuela y de los que no pasarán de esa edad, porque la falta de amor en el mundo al que han venido les priva del poder seguir viviendo.

- Es Madre de los adolescentes en cuyos corazones como de un volcán salen a borbotones sus ansias de vivir.

- Es Madre de los jóvenes, muchos de ellos desilusionados, porque van en busca del gozo en el mercado del mundo, cuando la exclusiva la tiene Dios y sus hijos, como la tuvo María quien siempre estuvo en paz y gracia de Dios.

- Es Madre de los adultos, muchos de ellos vencidos por la amargura de tantos sinsabores, que les ha brindado la vida; Ella con su temple indomable les puede comprender todos los problemas, pues, no le faltaron sufrimientos e injusticias en su vida.

- Es Madre de los de la Tercera Edad, Ella probó la soledad causada por la ausencia de las dos personas, que más quiso en esta vida como madre y esposa.

- Bajo el manto protector de María cabemos todos: 
Ella nos arropa con su amor maternal,
Nos anima con su vida ejemplar,
Nos tiene siempre abiertas las puertas de su corazón,
Nos invita a respetar y a amar a todas las madres,
Nos enriquece con muestras continuas de amor,
Nos consigue todo lo que necesitamos para llegar a Jesús.

- María ejerce siempre, sin descanso, sin tregua su oficio materno, no así nosotros, que a veces no nos comportamos como hijos.

- Qué orgullo para nosotros el que nos digan que nos parecemos a Ella!. Esto demuestra que le profesamos un auténtico amor, ya que éste debe traducirse en imitación.