María Modelo

Padre Tomás Rodríguez Carbajo  

 

La persona siempre busca modelos para identificarse con ellos, cuando son para banalidades o para algo no fundamental no suelen ser permanentes, sino que se "pasan", v.gr. las estrellas del cine o de la canción; cuando el modelo pertenece a algo fundamental no se pasa de moda, sino que permanece, pues, los valores que tiene son dignos de encomio, aparte de ser necesarios y por lo tanto dignos de imitar.

Un modelo que no se "pasa", y que ha servido a muchos para acercarse a Dios es indudablemente María. La criatura que tiene en el mayor grado posible el cúmulo de todas las virtudes, que todos quisiéramos tener en nuestra vida. Es verdad que el prototipo para imitar es Jesús, pues, El mismo se ha proclamado: "Soy el Canino, la Verdad y la Vida"; pero no es menos cierto que nadie lo ha imitado mejor que su Madre, y ésta al ser una criatura la consideramos más cercana a nosotros, aparte de la función que Jesús le designó en la Iglesia, la de ser nuestra Madre; a todo hijo le agrada que le digan: "Te pareces a tu madre".

Si bien es verdad que no siempre todas las madres de la tierra son modelos acabados para imitar, no sucede así con María, ya que en Ella resplandecen todas las virtudes: Las meramente humanas y las típicamente cristianas.

Nos vamos a fijar en las virtudes naturales, dejando a un lado las sobrenaturales:

.-Empecemos por la que cantaba un poeta irlandés: "Oh humildad de raíz pobre y bendecida, que a todas las virtudes das vida!". Quién duda de la gran humildad de María, a pesar de ser Ella la criatura de mayor dignidad que ha habido, hay y habrá en la tierra?. Ella misma reconoce que esta virtud ha sido el foco de atracción para que Dios se fijara en Ella: "Porque ha mirado la humildad de su esclava" (Lc. 1, 46). Ante la misiva de que aceptase ser Madre de Dios, Ella se ve como una esclava, criatura sin voluntad propia, que sólo hace lo que le agrada a su Señor. La gracia de Dios no encontró en Ella obstáculo para realizar los planes divinos, por eso "hizo maravillas" (Lc. 1, 49).

.- En esta virtud de la humildad se sustentan las demás virtudes. Qué decir de la sinceridad?. María admite la alabanza de su prima Isabel, cuando ésta agradece a Dios que "la Madre de mi Señor venga a visitarme" (Lc. 1, 43). Con razón diría nuestra Santa Teresa: La humildad es la verdad.

.- La capacidad de aguante, de sacrificio, va muy unida a la sencilla humildad. María con entereza supo llevar la cruz, pues, el ser Madre de Dios no le eximía de la invitación de su Hijo: "El que quiere venir en pos de Mí, que tome su cruz y que me siga".

.- La constancia en el bien obrar se apoya en la humildad, a veces claudicamos, cuando no vemos realizados los proyectos, programamos nuestras conquistas espirituales como si fueran logros empresariales, por eso necesitamos no cansarnos en la tarea programada y comenzada.

.- La fidelidad a la palabra dada. Se había consagrado totalmente a Dios y no quería que nadie ocupase el primer lugar de su corazón. Esto le lleva a tener como norma de conducta hacer siempre la voluntad divina. Una vez que la barrunta, se esfuerza en llevarla a la práctica sin ninguna demora.

.- La servicialidad le lleva a estar siempre pendiente de todo aquel que la necesitase. Qué hace con su prima Isabel?. Corre presurosa a prestarle sus servicios. (Lc. 1, 39). No se va con la intención de proclamar su maternidad, sino de ponerse al servicio de su prima, va a ocupar el puesto de una muchacha de servicio. Se va a dedicar a los menesteres más comunes y prosaicos de una vida ordinaria y sin brillantez. Qué grado de humildad más profundo es el de María?, pues, recién estrenada su maternidad divina, se pone a disposición de su prima en las tareas de la casa.

.- Qué decir de la prudencia?. Ese equilibrio en el juzgar, en el hablar y en el actuar. La prudencia en el hablar le acarrearía un gran tormento, pues, cuánto no sufrió por no decirle a José su real maternidad?. José también sufrió, por un lado no desconfiaba de María, pero por otro no podía negar lo que sus ojos veían, por eso ante el cacao mental decidió huir y dejarla. (Mt. 1, 19). María sufría al ver sufrir a su esposo, pero la prudencia le hacía guardar el misterio.

.- La fortaleza es otra de las virtudes humanas que nos indican el temple espiritual de quien la posee. Una muestra de esta virtud nos la dio María al pie de la cruz en la que moría su Hijo.

.- El retrato de la mujer hacendosa, que nos pone la Biblia, le cuadra a María como cualquier virtud que queramos examinar, con razón nos ha dicho San Anselmo: "Sin Ti no hay piedad ni bondad, porque Tú eres la Madre de toda virtud y de todo bien", y San Ambrosio: "Su vida entera fue una regla de disciplina, norma de virtudes, forma de toda probidad".