María, modelo y guía de fe

SS. Juan Pablo II

 

- Toda su vida terrena fue una peregrinación de fe. Porque caminó como nosotros entre sombras y esperó en lo invisible. Conoció las mismas 
contradicciones de nuestra vida terrena. Se le prometió que a su Hijo se le daría el trono de David, pero cuando nació no hubo lugar para Él ni 
en la posada. Y María siguió creyendo. El ángel le dijo que su Hijo sería llamado Hijo de Dios; pero lo vio calumniado, traicionado y condenado, y abandonado a morir en la cruz como un ladrón. A pesar de ello,  creyó María «que se cumplirían las palabras de Dios», y que «nada hay imposible para Dios». 

- Esta Mujer de fe, María de Nazaret, Madre de Dios, se nos ha dado por modelo en nuestra peregrinación de fe. De María aprendemos a aceptar la voluntad de Dios en todas las cosas. De María aprendemos a confiar también cuando parece haberse eclipsado toda esperanza. De María aprendemos a amar a Cristo, Hijo suyo e Hijo de Dios. 

- «Haced lo que Él os diga.» En estas palabras, María expresa sobre todo el secreto más profundo de su vida. En estas palabras, está toda Ella. Su vida, de hecho, ha sido un «Sí» profundo al Señor. Un «Sí» lleno de gozo y confianza. María, llena de gracia, Virgen Inmaculada, ha vivido toda su existencia, completamente disponible a Dios, perfectamente en acuerdo con su voluntad, incluso en los momentos más difíciles, que alcanzaron su punto culminante en el monte Calvario, al pie de la cruz. 
Nunca ha retirado su «Si», porque había entregado toda su vida en las manos de Dios: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu 
palabra » 

Juan Pablo II. Pensamientos del Libro "Orar"