María siempre joven

Padre Tomás Rodríguez Carbajo


Cuando Alguien es importante, parece que todos lo quieren acaparar para sí, o al menos ver con él una relación real o supuesta.
Hay pocas personas a las que tengan derecho acaparársela todos para sí, una de ellas es María. Los jóvenes la consideran siempre joven.
María es joven, ya que la edad no se mide por los años, sino por el espíritu, que es el que da ilusión y sentido a la vida.
El espíritu realmente joven es:
- El que es capaz de arriesgarlo todo por un ideal grande y noble.
María arriesgó de una vez para siempre toda su vida al comprometerse a los planes de Dios con su Sí, que nunca rectificaría.
- El que ama sin condiciones y sin regateos.
María no sólo amó a su Hijo, sino que nos ama a todos los hombres como Madre nuestra que es.
- El que tiene una fe sin límites y a toda prueba.
María mantuvo constantemente su fe sin claudicar en las duras pruebas por las que pasó.
- El que espera en un futuro mejor, en el tomará parte.
María esperó con ilusión y colaboró a los tan esperados tiempos mesiánicos.
- El que no se cansa de luchar.
María fue constante en su lucha contra el pecado.
- El que ama la belleza.
María amó su lozana virginidad.
- El que es audaz
María supo en el Magníficat llamar a las cosas por su nombre, según se realizaban en el plan salvador de Dios.
- El que es valiente, intrépido para arrastrar las dificultades.
María no se arredró ante los contratiempos de un viaje a Belén, ante la negativa de encontrar posada.
Nosotros no concebimos a María, si no es siempre joven, por eso la llamamos "La Virgen ", "La Inmaculada ", apelativos que nos indican belleza, fragancia, juventud, lozanía.
El pecado corroe el espíritu, la gracia lo embellece y rejuvenece, por eso María, la "llena de gracia ", es la llena de juventud.
La razón de esa persona perenne juventud de María está en lo que decía San Agustín: "Jóvenes, buscad a Cristo para manteneros siempre jóvenes".
¿Quién como María esperó, buscó, encontró y estuvo más cerca de Cristo?
La juventud de María nunca perdió su lozanía, y ahora con el paso de los años tampoco, pues, su juventud está avalada por su glorificación en el Cielo.