María es popular

Padre Tomás Rodríguez Carbajo


Pasando por los altibajos de la novedad, se ha querido pasar por un tamiz muy tupido la devoción a María. Ha sabido ésta superar todos los bandazos, saliendo limpia de aditamentos pegados en el transcurso del tiempo.
Se han puesto en tela de juicio cada una de las devociones:

- la de masas (v. gr. rosarios de la aurora, peregrinaciones, novenas, procesiones, etc.. .).
- la de grupos reducidos (v. gr. rosario en familia, congregaciones marianas, cofradías, etc...).
- las individuales (v. gr. consagración mariana, escapulario, medallas, ángelus, tres avemarías, etc.. .).

Las críticas no han podido acabar con la arraigada devoción de un auténtico cristiano. Salió de la prueba como algo popular, porque sigue estando en la entraña de la fe del pueblo; como algo asequible a todos e insustituible.
María engarza en el marco de su predilección de Madre de Dios nuestra condición humana con todos sus vaivenes de sentimientos, emociones, alegrías, penalidades, etc...
Su instinto materno acapara a todo aquel que se quiere dejar amar por Ella.
María no sólo es una mujer de pueblo, sencilla, acogedora, sin pretensiones sociales, ocupada en los menesteres de casa, sino también es una mujer para el pueblo; éste sabe captar la bondad de las personas que se le prestan a ayudarle, de ahí que vea en María siempre a la Madre no sólo de Dios, sino de cada uno de nosotros. El cariño filial se le manifiesta a nivel individual y en grupo, con aparatosidad folklórica y con seriedad oculta. A Ella se le invoca en el recinto callado de la alcoba, en el amplio salón familiar, en la humilde ermita de la montaña y en el suntuoso santuario, centro de nutridas peregrinaciones.
María es popular. ¿Quién no ha oído hablar de Ella? ¿Es conocida en todas las esferas sociales, es honrada de distinta manera y con formas variadas.
María-no pasa desapercibida, los que piensan, oran o trabajan por Ella sienten una gran ternura hacia la Madre común.