No avergonzarse de María

Padre Tomás Rodríguez Carbajo


-Estamos en una época de contrastes, se "cacarean" los derechos humanos y éstos mismos son pisoteados en muchísimos paises; se habla mucho de libertad e independencia y el hombre se encuentra esclavizado a sus pasiones y pecados; se propagan a todas luces el crimen, la maldad, la pornografía y se calla el bien, se oculta lo bueno y se esconde lo que debería ser motivo de gloria.
Vivimos en un mundo materialista, hedonista, en donde no se le quiere dar cabida al espíritu y al sacrificio.
Personas convencidas de unas ideas determinadas y que procuran llevarlas a la práctica, no se avergüenzan en decir que son partidarias de ellas, por el contrario, ¿cuántos se llaman católicos, tal vez tienen un falso recato en confesar libremente sus creencias religiosas?
La situación de María para muchos católicos está tal vez al margen de su vida por despreocupación, por un falso puritanismo, por egoísmo, etc... Tal vez en lugar de amar a María, porque es nuestra Madre, se le quiere utilizar para nuestro bienestar, y así sólo acudimos a Ella en ciertos momentos de apuro, dejándola después en el olvido.
Hay signos externos que deben reflejar realidades internas, por ejemplo, la medalla al cuello o la estampa en la cartera, el cuadro que ocupa un lugar importante en nuestra casa, etc... Sabemos que sólo eso no es suficiente para decir que amamos de verdad a María, pero tampoco tenemos que ocultar el amor a María que con estos signos externos tenemos una oportunidad de manifestar. Hay personas que no se avergüenzan de llevar una insignia en la solapa, que muestra su filiación política; otros llevan en sus carteras fotografías, que no quisieran fueran de su madre o hermanas. ¿Por qué no hemos de llevar nosotros algún signo acomodado a nuestra manera de ser, que exteriorice nuestro amor a la Madre, sin que cifremos todo nuestro amor en el signo, pero tampoco avergonzamos de mostrar ante los demás el amor que tenemos a María?