Soliloquio Mariano de un confirmado


Padre Tomás Rodríguez Carbajo


María, quiero repetirte otra vez la consagración, que junto con mis compañeros te hice el día de mi confirmación: 
"Señora y Madre Nuestra, María, 
en este día de nuestra Confirmación
queremos estar junto a Ti como lo estuvieron los Apóstoles en Pentecostés. 
Nuestro compromiso público de manifestar sin reparos, de propagar y defender nuestra fe
requiere el cariño de tu protección 
para llevarlo a un feliz cumplimiento,
pues, nuestra condición de olvidadizos
y débiles de voluntad 
necesita de tu presencia amorosa 
para recibir el aliento de seguir
cerca de tu Hijo.
María, con la ilusión de nuestras vidas jóvenes, 
con la lozanía de unos ideales cristianos que la animan, con la vitalidad conseguida en el sacramento, que acabamos de recibir, 
acudimos a tu regazo materno. 
Tú sabes de nuestros sinsabores, incomprensiones y soledades, como la de las luchas por conservar la amistad con Jesús, por eso confiados en tu amor de Madre acudimos a Ti en busca de cariño, que como niños necesitamos,  queremos reproducir en nuestras vida tus virtudes para asemejarnos a Jesús. 
Te escogemos conscientemente como estrella y luz de nuestras vidas jóvenes.
Te reconocemos públicamente como nuestra cariñosa Madre.
Haz que nos comportemos como hijos dignos de Ti. Amen." 

Me parece un programa estupendo a realizar, pero consciente de que me voy a apoyar en Ti, ya que así lo hicieron los Apóstoles y los primeros cristianos de Jerusalén. Tu les servías de ayuda, apoyo y aliento en el duro bregar de dar a conocer el mensaje de salvación.
También tengo otra razón de peso para contar con tu protección: 
Eres mi Madre, y todo lo mío te interesa y a mi todo lo tuyo. 
Mi doble compromiso adquirido en mi confirmación :Apóstol y Soldado, propagador y defensor de todo lo relativo a las cosas del Reino, me hace sentirme "mayor" dentro de la Iglesia y esto exige al mismo tiempo una madurez cristiana, pues, no es "cosa de niños" algo tan importante como es mantener, propagar y defender el mensaje de Salvación ya que esto le cuesta a Dios hacerse hombre y el redimirnos de una manera dolorosa. 
Tú me sirves de modelo en nuestro compromiso de confirmado, pues, una vez que supiste que llevabas en tu seno a Dios por la encarnación, has ido a comunicar la noticia a tu prima Isabel. 
Muy variado fue tu apostolado, de obra y de palabra, dependía de las circunstancias, el de obra lo hiciste continuamente de una manera callada, pero eficaz. También ejerciste el de palabra, éste no aparece abundante en la narración de los Evangelios, pero no por eso es despreciable, pues, "lo poco, si bueno, dos veces bueno".Todo tu apostolado de la palabra se puede resumir en una frase llena de un pleno y exhaustivo programa a realizar, lo que dijiste, cuando las bodas de Caná: "Haced lo que El os diga"(Jn.2,5). 
Todas las madres quieren ver a sus hijos crecer, desde el día de mi Confirmación ya soy "mayor", "mas maduro" por la gracia recibida en el sacramento y por los compromisos que lleva consigo el estar confirmado.