Soliloquio Mariano de un Misionero

Padre Tomás Rodríguez Carbajo


Maria, desde mi puesto de misión entiendo perfectamente el que se te haya llamado "Estrella de la Evangelización", pues, hay que reconocer que Tú abres el camino, para que llegue la Buena Noticia. Tu presencia facilita el encuentro con tu Hijo, esta tarea no es solo de ahora, pues, ya fuiste la presentadora de Jesús para los Pastores y los Magos, que ansiosos le buscaban.
Mi encuentro contigo quiero que me sirva de desahogo y de ayuda. Tú puedes comprender mis afanes apostólicos, mi rectitud de intención y mi generosidad en la entrega; todo esto contrasta con el poco fruto recogido aparentemente, claro, que yo sé que no vengo a recoger, sino a sembrar. Necesito una gran dosis de fe, para que mis ánimos no decaigan. Consciente de que me muevo en el campo de lo sobrenatural, no por eso dejo mi condición humana, que a veces me traiciona y me hace juzgar las cosas de Dios con criterios humanos. 
¡Qué contento encuentran los nuevos cristianos, cuando te descubren como Madre!. Tu ternura de mujer les ayuda a acercarse a Dios como Padre. Esto sí que es para ellos un gran descubrimiento, pues, antes la idea de Dios llevaba consigo poder, lejanía, pero no cariño, cercanía, amor. Ninguna religión hecha por el hombre se pudo imaginar a Dios como Padre.
¡Que bien entienden mis catequizandos todos los privilegios con que Dios te ha adornado!. No quiero decir que los comprendan, pues, son misterio, sino que se gozan de que Dios te haya elegido para que fueras su Madre y que por lo tanto te adornase con tanta gracia. 
Algunos "viejos" cristianos que han recibido de sus progenitores la fe cristiana y no la viven con el empuje de sus antepasados, sí mantienen no solo un recuerdo cariñoso hacia Ti, Maria, sino que de alguna manera y a su aire te quieren y te honran. Esto me ha servido para que purifiquen sus creencias y sean consecuentes en sus comportamientos. Tu ayuda e intercesión les servirá indudablemente para que se acerquen a Jesús. 
Eres "Estrella de la Evangelización" María : 
• porque cuando las personas te aceptan, pronto brillarán en su interior los resplandores de Cristo, Luz del mundo. 
• porque tenemos que predicarte dentro del mensaje de salvación, ya que en él ocupas un lugar sobresaliente, pues, no pueden aceptar a Cristo como verdadero Dios y verdadero hombre, si no hubiese nacido realmente de una mujer, y esa eres Tú, María. 

La buena acogida, que te dan los nuevos cristianos en sus corazones, es un cumplimiento de aquella profecía, que hiciste :"Bienaventurada me llamarán todas las generaciones"(Lc.1,48). 
Es un gran consuelo para nuestro ministerio misionero el que te acepten como Madre, pues, el resto de la labor lo irás Tú poco a poco realizando, ya que donde Tú te haces presente no tardará en entrar tu Hijo, a quien siempre llevas contigo. 
¡Qué distintos son de nuestros verdaderos cristianos aquellos que no te conocen!. Su conciencia de huérfanos no les hace descubrir el consuelo que siempre proporciona una madre, a cuyo regazo podemos acudir siempre, no solo para desahogar nuestras penas, sino también para buscar ayuda y aliento en el caminar de todos los días. 
María, bajo tu patrocinio vengo a poner a todos los componentes de la misión: 
• A los que ya te conocen a Ti y a tu Hijo, para que siempre se comporten como buenos cristianos, su buen ejemplo será muy eficaz para todos los que están indecisos y alejados. 
• A los que quisieran amar de verdad a Jesús, pero las ataduras de las circunstancias en que viven se lo impiden. 
• A los que un día te conocieron y decidieron seguir de cerca a tu Hijo, pero los vaivenes de la vida, les hicieron tambalear en sus creencias y se encuentran actual mente en un estado de indiferencia religiosa. 
• A aquellos jóvenes, que son capaces de seguir la llamada vocacional, pues, ellos deben de tomar el relevo de nuestro trabajo apostólico, para que nadie considere la religión enseñada como venida del extranjero. 
Sin querer anular sus valores culturales y respetándoles siempre su libertad, queremos hacerles descubrir aquellos valores que no son fruto del descubrimiento humano, sino del amor gratuito de Dios, que le hace ser un hombre de nuestra condición humana, y que demuestra el amor que nos profesa de una manera inimaginable: muriendo en la cruz para redimirnos, dándonos en aquellos momentos a Ti, Maria, como Nuestra Madre. 
- Maria, que los misioneros te tengamos como guía para enseñar la lección que nos has encomendado a los hombres "Haced lo que El os diga"(Jn.2,5) , de esta manera llevaremos contigo a los hombres a una liberación auténtica y completa, porque Tú eres la "Estrella de la Evangelización".