María lleva en ella la “novedad” radical de la fe

Padre  Felipe Santos Campaña SDB


Así la Madre de este Hijo, guardando la memoria de lo que se le ha dicho en la Anunciación y en el curso de los acontecimientos siguientes, lleva en ella la “novedad” radical de la fe, el comienzo de la Nueva Alianza.

Es ése el comienzo del Evangelio, es decir, la buena nueva, la alegre nueva.

No es difícil observar en este inicio una cierta pena cordial, al unir la “noche de la fe”- empleando la expresión de san Juan de la Cruz- como un velo a través del cual hace falta acercarse al Invisible y vivir en la intimidad del misterio. De este modo, María, durante muchos años, permaneció en la intimidad del misterio de su Hijo y avanzó en el itinerario de fe a medida que Cristo crecía en sabiduría y en gracia ante Dios y los hombres” (Lc 2,52).

La predilección que Dios tenía por ella se manifestaba a los ojos de los hombres. La primera de las criaturas humanas admitidas en el descubrimiento de Cristo fue María que vivía con José en la misma casa de Nazaret.

Sin embargo, después de que Jesús, a los 12 años, se encontró en el templo y que respondiera a sus padres como lo hizo, el evangelista añade:

“Ellos, María y José, no entendieron la palabra que les acababa de decirles” (Lc 2,48-50).

Jesús tenía conciencia de que sólo el Padre conoce al Hijo, hasta tal punto que incluso su Madre no vivía en la intimidad de este misterio a no ser por la fe.

Encontrándose al lado de su Hijo, bajo el mismo techo, y conservando fielmente la unión con su Hijo, ella avanzaba en su peregrinación de fe, como subraya el Concilio.

Fuente: El universo de la Sagrada Familia