La moral mariana

La doctrina de la Iglesia respecto a María

Congregación para el Clero. Santa Sede Vaticano

 

Desde sus primeros orígenes. la Iglesia ha brindado culto especialísimo de veneración a Nuestra Señora. 

La ESCRITURA nos presenta a Dios mismo tributando respeto a María, en la salutación del Angel: 

" Salve, llena de gracia, el Señor es contigo" )Lc. l, 28) 

Nuevamente se repite en el respeto dado por Santa Isabel a María, inspirada por el Espíritu Santo (Lc l, 42). Y la misma Virgen, en su sublime cántico del Manificat, anuncia proféticamente que las generaciones la llamarán bienaventurada. 

La Virgen Santísima " debe ser amada con amor filial, por haberla proclamado Cristo pública y solemnemente madre nuestra, al morir en la cruz diciendo a su discípulo Juan, y en él a todos los cristianos: " He ahí a tu Madre". Además veneraron a María:

Cristo, cuando, siendo niño, le estaba sometido en todo y cuando, al morir, la encomendó a su discípulo amado este discípulo, al tenerla en su casa todos, al perseverar en la oración con la Madre de Jesús las turbas, de las que se hizo intérprete la mujer, que exclama por instinto natural: 

" Dichoso el seno que te llevó, y los pechos que te amamantaron" ( Lc ll, 27) 

La TRADICION "manifiesta desde la más remota antigüedad, en distintas partes de la Iglesia, que el honor religioso fue tributado a la Madre de Dios a causa de su unión con Cristo, que fue después en el correr de los siglos, universalmente afirmado, más amplificado, y retenido constante y perpetuamente. Por lo que puede aplicarse la regla por San Agustín" Se cree ciertísimamente que lo que defiende la Iglesia universal, y no sido instituido por los Concilios, pero que siempre se ha conservado, no puede haber sido enseñado más que por la autoridad apostólica". 

Esta tradición se nota prácticamente en la Liturgia mariana, que celebraba festividades en honor de la Virgen, tanto en oriente como en occidente. Así es como son dignas de mención entre las liturgias orientales la de Santiago, donde se dice: "Hagamos conmemoración de la Santísima, inmaculada, gloriosísima y bendita Señora nuestra, Madre de Dios y siempre Virgen María"; la de San Cirilo de Alejandría, que se expresa así: " Acuérdate principalmente de la santa gloriosísima Madre de Dios, siempre Virgen, pura e inviolada Santa María"; y la de San Juan Crisóstomo, donde se lee: " Defiende nuestros pasos por los ruegos y súplicas de la gloriosa Madre de Dios y siempre Virgen María." 

La RAZON humana nos indica que fuera de la persona divina de Jesucristo no hay ninguna otra persona de excelencia comparable a la Virgen Inmaculada, Madre de Dios. De donde se deduce que es digna de un culto especialísimo, inferior tan solo al que se rinde a Dios. 

La HISTORIA Y EL ARTE nos dan testimonio en los homenajes que las artes de todos los tiempos han tributado a la Virgen María, desde las Catacumbas de Priscila, donde admiramos la sin par y antiquísima representación de Nuestra Señora en la "Capilla Griega", hasta las más caprichosas estilizaciones de nuestros tiempos. 

Fuente: clerus.org