María, madre de los vivientes

Beato Guerrico de Igny (c. 1080-1157), abad cisterciense

 

"Ven, tú al que escogí, en ti estableceré mi trono" (liturgia latina)… "Dichoso el que tú eliges y acercas para que viva en tus atrios" (Sal. 65,5); mucho más, vivirás en ellos, reinarás en ellos y colocarás en ellos el trono de tu realeza. Y, por supuesto, María es bienaventurada entre todas las bienaventuradas, ella que ha sido escogida antes que todos los demás santos. El Señor la eligió como morada, diciendo: "esta es mi mansión por siempre, aquí que viviré, porque la deseo" (Sal. 131,14). Durante nueve meses vivió en ella; durante numerosos años vivió con ella y le estuvo sometido… Ahora, viviendo en ella y con ella para siempre, de manera que sobrepasa nuestra comprensión, la llena de la gloria que ven los bienaventurados. Le da exteriormente la gloria en su cuerpo; interiormente, imprime en ella la gloria del Verbo…

Esta Virgen madre única, que se vanagloria de haber dado a luz al Hijo único del Padre, estrecha con amor al mismo Hijo único con todos sus miembros (Ef. 5,30), y no enrojece de ser llamada la madre de todos aquellos en los que ve a Cristo ya formado o en formación. La primera Eva… ha sido llamada "madre de todos los vivientes" (Gn 3,20), pero en realidad fue… la madre de los que mueren… Y porque esta primera Eva no pudo realizar fielmente lo que significa su nombre, es María quien realizó este misterio. Como la Iglesia cuyo símbolo es, María es la madre de todos los que renacen a la vida.

Sí, es la madre de la Vida que hace vivir a todos los hombres (Jn 11,25; 5,25s). Dando a luz la Vida, hizo nacer en cierta manera a una vida nueva a todos los que debían encontrar su vida en esta Vida… Por eso la madre bienaventurada de Cristo, sabiéndose madre de los cristianos por este misterio, se muestra también madre de todos por su solicitud y su ternura… Y ahora "vivimos al abrigo" de la Madre "del Dios " altísimo" permanezcamos “bajo su protección, al amparo de sus alas " (Sal. 90,1; 16,8). Más tarde, compartiremos su gloria y seremos acogidos en su corazón, ya que el Rey de la gloria puso en ella su trono.

Fuente: evangelizo.org