"Y tú te regocijas, oh Dios,
y tú prolongas en sus pequeñas manos / tus manos poderossas"    

Padre Juan José Palomino del Alamo

 

Mt 1, 1-16. 18-23

Así, María. con su nacimiento, concatenó toda una serie de hechos significativos, que dieron paso 
a una fe y a una esperanza, que se cruzan en el tiempo y en el espacio.
El Nuevo Testamento no nos dice nada del nacimiento de María. Ni siquiera la fecha, ni el nombre de 
sus padres (aunque una antigua tradición los llame Joaquín y Ana). Pero SÍ nos habla el Evangelio
del nacimiento de la palabra hecha carne en ella. Y este nacimiento eclipsa al otro. María nació 
en un día determinado (no nos importa demasiado la fecha) y tuvo padres (aunque no sepamos quiénes
fueron). Por eso, celebramos hoy su nacimiento. ¿Por qué no? En realidad, lo que estamos celebrando
es la fidelidad de Dios con un ser humano (una mujer) llamada MARIA. Que el recuerdo de María, como
Madre de Jesús, Hijo de Dios y miembro de una familia, fortalezca en nosotros los vínculos de la 
unidad familiar.
En las vísperas de esta fiesta rezamos a María:
"Pues de aquí a catorce años, / que en buena hora cumpláis, / verán el bien que nos dais,
remedio de tantos años. / Canten y digan por vos / que desde hoy tienen Señora,
y ensáyense desde ahora, / para cuando venga Dios.
Y nosotros, que esperamos, / que llegue pronto Belén, / ´prepararemos también
el corazón y las manos. / Vete sembrando, Señora, / de paz nuestro corazón,
y ensayemos desde ahora, / para cuando venga Dios.

Fuente: avmradio.org