La Madre del hijo de Dios

Padre José Ma. Solé Roma O.M.F.

 

Gálatas 4, 4-7
La Epístola nos da uno de los mejores fundamentos Bíblicos de la Maternidad espiritual y universal de María:

‑ Cristo, Hijo de Dios, nace súbdito de la Ley inserto en la Historia de la Salvación (solidaridad con los judíos), nace de Mujer (solidaridad con toda la raza humana). Se sujeta a la Ley para 'liberarnos'. Se hace Hijo de Mujer para darnos la filiación divina: 'Ved cuán grande caridad nos ha otorgado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo somos! ' (1 Jn 3, l). Tan cierto es que participarnos con toda propiedad la filiación del Hijo, que San Pablo nos anima a vivir en plena intimidad filial con el Padre: 'Y por cuanto sois hijos, envió Dios a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: Abba! ¡Padre! De manera que no eres ya esclavo, sino hijo. Y si hijo, también heredero por gracia de Dios' (Gál 4, 6).

‑ La Mujer de quien es Hijo este Hermano nuestro es también Madre nuestra. Si somos hijos de Dios en Cristo somos a la vez hijos de María en Cristo. Orígenes nos lo dice en unas palabras muy expresivas: 'No teniendo María otro hijo que Jesús, cuando el Maestro dice: 'He ahí a tu, Hijo', y no dice: 'Este es también tu hijo', es como si dijese: 'He aquí el Jesús que has engendrado; porque todo perfecto cristiano no vive ya su vida natural, sino que Cristo vive en él. Y porque Cristo vive en él se dice de El a María: Este es tu Hijo, Cristo' (P. G. 14, 31).

‑ Si vivimos de Cristo y en Cristo, con pleno derecho llamamos a Dios 'Padre' y a María 'Madre'. Si la Eucaristía nos forma y nos transforma más en Cristo debe desarrollar nuestra piedad con María: La vivencia de los sentimientos filiales de Jesús con su Madre que en Cristo lo es también nuestra.

Nota: El material que presentamos está tomado de José Ma. Solé Roma (O.M.F.),"Ministros de la Palabra", ciclo "C", Herder, Barcelona 1979.

Fuente: homiletica.com.ar