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La vocación de José
Padre
Jesús Martínez García
“Se le apareció un ángel del Señor y le dijo: «José, hijo
de David, no temas recibir a María, tu esposa, pues lo concebido en
ella es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás
por nombre Jesús»” (Mt 1,20-21)
José era un hombre justo, bueno, cercano a Dios. Por eso Dios quiso
pedirle más. Dios siempre habla con los hombres pidiéndoles su
colaboración, para apoyarse en ellos. Así habló con Abrahán, con
Moisés y los Profetas. También cuenta con nosotros para realizar
sus maravillas entre los hombres, y en nosotros. En el juego divino
de la entrega es como si Dios pidiera una mano, y cuando se le ha
dado, pide el brazo, y si se le da, pide la vida entera. Dios a
quien más ama más le pide, para poderle dar más. Pero esto puede
dar miedo.
En toda vocación hay un ángel, alguien que nos habla de parte de
Dios con sus palabras o con su ejemplo. Y ante la voz de Dios surge
el temor. Porque en la entrega de uno mismo parece que algo se
pierde, algo hay que romper. Quizá el amor propio, la propia
seguridad, el proyecto personal de futuro. Miedo, además, ante la
fuerza y el proyecto de Dios, que nos sobrepasa.
José teme por eso; teme perder a su esposa, a quien más ama, pues
intuye que Dios ha hecho obras grandes en ella, y prefiere
desaparecer de la escena. Ante lo sobrenatural tiene miedo. Pero el
ángel le tranquiliza: le habla de su vocación, del porqué y del
para qué de su vida. Tiene que ser San José. Y su misión consiste
en cuidar del Mesías y de su Madre.
No hemos de tener miedo a ser santos, si es el mismo Dios quien nos
lo plantea. Podemos serlo con la gracia del bautismo, y con la
gracia de la vocación particular si la hemos recibido. Lo que se
necesita es poner de nuestra parte toda nuestra libertad, nuestras
energías, toda nuestra vida; ser fieles.
Cuando yo no entienda los planes divinos, iré a la oración a
preguntarte. Y tarde o temprano Tú me enviarás un ángel (como a
José, como a María recogida en oración, como a Jesús en su oración
en el huerto), que también me dirá: No temas.
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