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Jesús en familia
Padre Antonio Díaz Tortajada
Lc
2, 41- 52
1. En
este domingo de la Sagrada Familiala Iglesia quiere ante todo que
volvamos los ojos al hogar de Nazaret para contemplar en él la
humanidad de Cristo y contemplar el verdadero alcance de la
encarnación del Hijo de Dios, en todo semejante a nosotros menos en
el pecado.
Cristo quiso nacer de María Virgen para que en su humanidad nueva,
el hombre pudiera superar la condición pecadora del viejo Adán.
Cristo es así el nacido de lo alto, no de la carne ni de la sangre,
ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios, como nos dice
san Juan en el prólogo a su evangelio. Nació de lo alto para recrear
en su humanidad nueva nuestra humanidad pecadora.
2. - Jesucristo es para nosotros la revelación de todo lo que Dios
es. Es en Jesús el Cristo que nosotros los cristianos conocemos de
verdad lo que para nosotros es Dios. Pero Jesús revela a Dios
justamente formando parte de una familia, en el seno de una familia,
precisamente en su forma de vivir la familia. Si Dios es amor es en
el lugar en el que primordialmente recibimos amor, la familia, en
donde se nos revela lo que de verdad es Dios.
Jesús demuestra en sus más de treinta años de vida ordinaria de
trabajo manual, que las tareas más extraordinarias del mundo: Honrar
a Dios, liberando a los oprimidos, se realizan viviendo a fondo la
más normal vida familiar. Hizo lo ordinario de forma extraordinaria.
3.- Es en la familia en donde recibimos la primera revelación, y la
más importante de toda la vida, de lo que es Dios. Si Dios es amor
incondicional, es en la familia en donde por primera vez somos
amados no por nuestros méritos, sino porque sí. No porque seamos
bonitos, o inteligentes, o buenos o simpáticos, sino porque somos
hijos.
Y Dios es así. Y así es Dios. Dios no nos quiere porque nosotros
seamos buenos, sino porque Él es bueno. En nuestra familia nos
quieren como somos, igualmente Dios. Quien no ha tenido madre y no
ha sido amado incondicionalmente, nunca sabrá o entenderá lo que es
Dios por muchas explicaciones que le demos. Porque el amor no se
aprende por razones, sino siendo amado y amando.
Nosotros no amamos a nuestros padres porque ellos no tengan ningún
defecto, nosotros no hemos escogido de qué padres nacer, los
queremos porque son nuestros padres, y punto, o no los queremos.
Una familia es una familia sagrada cuando en ella se ama a pesar de
todo, como Dios. Familia sagrada es aquella en la que existe la
revelación de la gratuidad del amor. Sólo el amor incondicional es
revelación del amor de Dios.
4.- ¿Qué significa para nosotros la Sagrada Familia? ¿Una cosa rara?
¿Hemos hecho de la familia de Jesús una familia extraterrestre que
no se parece en nada a la nuestra?, ¿Se parece en nada a las
familias que sí existen a nuestro alrededor?
Nadie se casa porque la novia o el novio no tengan defectos. Si
hubiera que esperar o encontrar una novia o novio sin defectos para
casarse, nadie se casaría. Tampoco uno se divorcia porque la esposa
o el esposo tengan defectos; si sólo duraran los matrimonios en los
que el cónyuge no tuviera defectos, no habría un solo matrimonio
permanente. Sólo el amor hace posible la superación de los problemas
matrimoniales. Sólo el amor hace posible que un matrimonio cumpla 25
ó 50 años de existencia.
José, María y Jesús son el prototipo de familia y matrimonio que
vive y perdura por amor y sólo por amor. Ellos son el ideal para
nosotros.
5. - Jesús va al templo a tener su “barMitsvá” hebreo; tiene doce
años y debe pasar a ser un adulto en su fe, según la mentalidad
judía. El relato del evangelio tiene muchos más detalles teológicos
que históricos. Según Lucas Jesús es hijo de Dios y, al mismo tiempo
y sin contradicción para el evangelista, es hijo de María y de José.
El mismo evangelista que dice que fue engendrado por obra y gracia
del Espíritu Santo es el que dice:” Tu padre y yo te buscábamos”.
Jesús no admite a nadie entre la voluntad de Dios y él. La primera
frase que los evangelios ponen en boca de Jesús es para afirmar que
Jesús sólo se siente en dependencia absoluta de la voluntad de Dios.
La carta a los hebreos resume precisamente así lo que fue la
finalidad de la vida de Jesucristo: “He aquí que vengo a cumplir tu
voluntad”.
El evangelio dice que en el templo Jesús estaba oyendo a los
doctores y haciéndoles preguntas; todo eso forma parte de la
ceremonia del “barMitsvá” de un joven hebreo a los doce años. La
importancia en el relato no la tiene ninguno de esos detalles, sino
las primeras palabras de Jesús en todo el Evangelio.
El relato termina de una forma equívoca. La frase final de Lucas
admite el sentido de que ellos no habían entendido lo que Jesús les
había avisado. Supone la posibilidad de que Jesús hubiera avisado
que se iba a quedar en el templo y que sus padres no lo hubieran
entendido.
Jesús estuvo, según este trozo hasta los años de su actividad
pública, en Nazaret. Por eso a sus coterráneos les extrañará la
sabiduría que va a mostrar. Si hubiera salido a estudiar fuera de
Israel a nadie le hubiera extrañado la sabiduría que mostraba.
Fuente:
betania.es
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