Se llamaba María (Lc 1, 27)

Patricio García Barriuso CMF

 

Casi todo lo que sabemos de Ella es su nombre: se llamaba María. Parece un nombre como otro cualquiera y, sin embargo, todo él es como un resplandor. María -estas vocales anchas, abiertas, ilimitadas- se parece un poco al mar. Vibra en ellas toda una inmensidad. El ámbito de gozo, de plenitud y de quietud se revela en la anchura de unas vocales: a, a, a. María es abierta como una a. Esta letra es fácil de pronunciar, pues todos los niños del mundo la repiten incansablemente y casi solo saben decir papá, mamá. María es fácil de pronunciar por todos los hombres, incluso por aquellos que no suelen atreverse a decir Jesús. No sé lo que pasa, pero este nombre llega al corazón de todos, es como una luz que alumbra, enseña un camino y apunta en una dirección. Solamente esta palabra: María, y las pasiones se sosiegan, la cabeza se despeja, las puertas se abren mostrando una senda; uno comienza a ver a Dios. Dios es redondo como una O. María es ancha como una A; tiene un comienzo pero después no termina nunca.

Madre nuestra que estás en los cielos
Santificado sea tu nombre
No se haga en mí mi voluntad sino la de Dios
Ayúdanos a no caer en la tentación.
Líbranos de todo mal. Amén.

Fuente: Cuidadredonda.org