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Epifanía del Señor
José Portillo Pérez
Mt
2, 1-12
1. Celebramos la primera Epifanía del Señor,
excelente revelación de la luz divina sobre nuestras carencias
materiales y espirituales. Isaías nos dice en la primera lectura
correspondiente a esta Solemnidad de la Epifanía del Señor que Dios
ha amanecido sobre nosotros, así pues, cuando el pasado 25 de
diciembre celebramos la Natividad de nuestro Niño de Belén, quiso
Dios que volviera a nacer en nuestros corazones nuestra existencia
sobrenatural, los abundantes dones y virtudes que nos configuran y
transfiguran a imagen y semejanza de aquel que nos ha concedido
participar de su vida eterna, por consiguiente, debemos recordar en
esta ocasión las palabras del prólogo del Evangelio de San Juan
referentes a que nuestro Jesús nos ha concedido gracia sobre gracia
por los méritos que le han merecido su vida y obra.
2. "Brilla, Jerusalén" -dice Isaías en su Emmanuel- ¿Hemos recibido
a Jesucristo, Palabra de Dios, y actuamos impulsados por la
inspiración del Espíritu Santo? Si Dios nos ha dotado de dones y
virtudes, podemos decir que tales maravillas de nuestro Padre son
nuestras porque nuestro Señor nos las ha concedido, pero esa
concesión celestial nos exige que brillemos por nuestra propia luz.
Si mi hermano es donante de sangre, puede ofrecerle a Dios su
sacrificio para redención de mis pecados, pero, aún así, yo no puedo
brillar con la luz de mi hermano, no puedo sentirme realizado hasta
que no cumpla la voluntad de Dios escuchando a Jesucristo, Palabra
de Dios, y dejándome inspirar por el Espíritu Santo.
3. "Caminarán los pueblos a tu luz" Con gran acierto, Jesús decía
que no se puede encender una luz para esconderla, pues no se puede
disimular el brillo y claridad de la luz. Puede acontecernos que no
seamos conscientes si el mundo se percata de que somos cristianos,
no conocemos los pensamientos de nuestros prójimos, no sabemos si
nuestra luz hace que otros hermanos nuestros, creyentes o no
cristianos, brillen por su propia luz. Ocupémonos de sembrar la
semilla divina, el Espíritu Santo, a su tiempo, se servirá de
nuestras palabras y obras para convertir a la humanidad al Evangelio
del amor divino.
4. En la segunda lectura que escuchamos hace unos minutos, San Pablo
nos insta a creer que el Evangelio de Jesucristo es universal, así
pues, cuando Pablo escribió sus Epístolas, los judíos creían que
Dios aborrecía a los extranjeros, y que el Señor sólo se complacía
en la raza de aquellos a quienes se reveló antes de que las naciones
del mundo conocieran la Santidad de nuestro Padre común.
5. Para que esta homilía no sea excesivamente larga, prefiero pasar
por alto la lectura de la Carta a los Efesios, y contemplar las
escenas que San Mateo nos narra en el Evangelio de la adoración de
los magos. Herodes se sobresaltó al percatarse de que había sucedido
un hecho extraordinario, había nacido el Rey de quien Miqueas,
Isaías, Jeremías y otros grandes Profetas habían hablado en los días
de su existencia mortal. Era imposible creer que fuera verdad que
había aparecido una estrella que conducía a aquellos magos
orientales a adorar a Jesús, pero, ¿qué ocurriría si aquella
profecía tan antigua del capítulo 5 de Miqueas se hubiese cumplido?
Resulta curioso ver que ni siquiera los instruídos en la Ley del
Señor podían creer que verdaderamente empezaba a llevarse a cabo el
designio salvífico de Dios. Herodes pensaba que podían quitarle el
trono, los judíos se alarmaban pensando que algún revolucionario
podía reformar sus complicadas estructuras religiosas, nosotros
sufriríamos mucho si nos viéramos obligados a ser buenos Santos en
un momento sin que Dios nos transformara tocándonos con su varita
mágica...
6. Los tres regalos que Jesús recibió de los magos tienen un gran
significado teológico, según hemos visto en envíos anteriores que
han llegado a Trigo de Dios. El pasado día 5 os envié tres cartas de
Catholic que hablaban de nuestra percepción actual y mundana de los
reyes magos. El oro de Melchor, significaba que Jesús es el más
sabio y poderoso Hombre de todos los tiempos. El incienso de Gaspar,
resaltaba la Deidad de Jesús, el más famoso y humilde Hombre de
todos los tiempos. La mirra de Baltasar, es signo de penitencia,
muerte para resucitar, sacrificio de goces terrenales para encontrar
la felicidad, contradicción de quienes ignoran cómo renunciando al
sin sentido del placer excesivo nosotros encontramos la Santidad,
paz, y, amor de nuestro Padre y Dios.
7. Es importante la forma en que nuestros niños han recibido sus
tradicionales regalos. Estoy cansado de ver cómo muchos padres
chinchan a sus hijos ilusionándolos con comprarles lo que jamás les
van a comprar, me duele ver cómo otros hacen que sus hijos hagan
travesuras y después los torturan física y psíquicamente para
justificar su comportamiento ante los comerciales de los centros
comerciales... Desde luego, muchos estamos bautizados, pero no todos
somos Santos, muy a pesar de que Dios sí es Santo.
8. Antes de comenzar la procesión de los magos, oremos juntos,
elevemos a Dios, con amor e
imaginación, nuestras preces y la oración
conclusiva.
Fuente:
autorescatolicos.org
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