San Francisco de Asís

Santiago Venegas Caceres

 

Juan Moriconi, su nombre de pila, nació en Asís-Italia en el año de 1181 o 1182. Sobre su devoción a la Virgen María, sus biógrafos hacen esta referencia:

“San Francisco sentía un amor indecible a la Madre de Jesús, por haber hecho hermano nuestro al Señor de la majestad. Le tributaba peculiares alabanzas, le multiplicaba oraciones, le ofrecía afectos, tantos y tales como no puede expresar lengua humana. Pero lo que más alegra es que la constituyó abogada de la Orden y puso bajo sus alas, para que los nutriese y protegiese hasta el fin, los hijos que estaba a punto de abandonar”.

Tenazmente le suplica:

“¡Ea, Abogada de los pobres! Cumple con nosotros tu misión de tutora hasta el día señalado por el Padre”.

San Francisco en la primera regla escribe:

“Te damos gracias porque hiciste nacer a Cristo, verdadero Dios y hombre, de la gloriosa siempre Virgen bienaventurada, Santa María”.

Tuvo un profundo y gran cariño por la Iglesia de la Porciúncula o Santa María de los Ángeles, Asís–Italia, así lo refiere Tomás de Celano, su primer biógrafo:

“El bienaventurado padre sabía decir que Dios le había revelado que la bienaventurada Virgen, de todas las Iglesias construidas en su honor en el mundo, tenía por aquella sus preferencias”.

San Buenaventura lo confirma en sus escritos:

“El santo amó este lugar más que a cualquier otro en el mundo. Aquí comenzó humildemente; aquí progresó en la virtud y aquí cerró felizmente sus ojos. Por eso lo recomendó de manera especial a sus hermanos, como lugar muy querido por la Santísima Virgen”.

El sábado 3 de octubre de 1226 se apagó el último aliento de su voz después de entonar el salmo 142 cuya última parte dice:

¡Saca mi alma de la cárcel, y daré gracias a tu nombre!

En torno a mí los justos harán corro, por tu favor para conmigo.

Fuente: Reina Señora y Madre. Santiago Venegas Caceres