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Santa Catalina
de Siena
Perfil
Biográfico
Catalina
Benincasa nace en Siena, Italia, el 25 de Marzo de 1347, hija de
Jacomo Benincasa y Lapa Piacenti, penúltima de veinticinco
hermanos. En 1364, a los diecisiete años, se incorpora a la Orden
de Predicadores abrazando la profesión de los consejos evangélicos
en el mundo, según el espíritu de Santo Domingo.
Toma
conciencia de que la contemplación en soledad es estéril si no
se abre a Dios y al prójimo y opta por una soledad interior
fecunda, guiada por los pasos de la Pasión de Cristo. Cristo
crucificado la esclarece los caminos y la impulsa al amor a los
pobres y enfermos. Así sirve con cariño y constancia a dos
mujeres, una leprosa y otra apestada que, en lugar de agradecer a
Dios los beneficios, se dedican a difamarla.
Crea
un grupo de reflexión: "la bella brigata", compuesto
por amigos, laicos y hermanos predicadores. Entre ellos hay
notables, pintores, nobles. En el grupo se confrontan las grandes
tendencias de la época con el Evangelio de Jesucristo y se
especifican compromisos; porque, según Catalina, "el hombre
no vive de flores, sino de frutos". Ella viene a ser la guía
espiritual y la "mamma".
Escribe
al Papa Gregorio XI, a eclesiásticos, religiosos, religiosas, y a
muchos laicos, entre ellos al rey de Francia, a la reina de Nápoles,
a príncipes y a diversas autoridades. Autora de importantes obras
de espiritualidad, corona su producción literaria con el "Diálogo",
las "Oraciones" y las "Cartas".
Su
tiempo se caracteriza por rencores y convulsiones políticas. Pero
Catalina une a su contemplación en el mundo, una gran destreza
para las negociaciones políticas y un talento de hombre de
estado.
En
1376, a sus 29 años, los florentinos la nombran embajadora ante
el Papa, y por eso emprende viaje a Avignón. Se entrevista con
Gregorio XI y consigue la reconciliación de la República de
Florencia con la Santa Sede. En seguida intenta persuadir al Papa
para que retorne a Roma. Lo logra meses después , en enero de
1377. Cuando el Papa entre en Roma, ella se encuentra en Siena.
Gregorio XI muere en 1378 y Catalina se establece en Roma. Allí
se empeña en la movilización de la ciudad eterna y de otras
ciudades en apoyo al Papa de Roma, Urbano VI, sucesor de Gregorio
XI.
Catalina
muere en Roma el 29 de abril de 1380, a la edad de treinta y tres
años. Pío II la canoniza en 1461, y el cuatro de noviembre de
1970 es declarada Doctora de la Iglesia por Pablo VI. Su
magisterio carismático es un don de Dios a la Iglesia y a la
humanidad. Fue sepultada en la basílica dominicana de Santa María
sopra Minerva.
Semblanza
Espiritual
Por
inspiración divina, a los siete años ofreció a Dios su
virginidad y ya en 1363, superada la oposición de la familia,
inicia la vida entre las Hermanas de la Penitencia de Santo
Domingo, dedicadas con gran austeridad a la oración, penitencia y
ayunos.
Dada
la contemplación de la "dulce primero verdad" busca
conocer la presencia de Dios en ella y de ella en Dios. Vive en su
propia casa una vida de sacrificio hasta el año 1370: A los
veintitrés años, en una visión de su esposo celestial, recibe
la misión de dedicarse a la vida de apostolado.
Desde
ahora, reforzada por las gracias del Espíritu Santo, a las que
ella responde con docilidad , conseguirá unir una enorme
actividad apostólica con la altísima contemplación de las
verdades divinas dentro de la "celda del corazón".
Logra la pacificación entre las ciudades toscanas y se preocupa
de la cruzada de liberación de Tierra Santa. Se dedicó, con
eficacia, a llevar el bien, la virtud y la paz a los hombres y
mujeres de todas las clases sociales. Inflamada del amor de Cristo
crucificado buscó conformarse en todo a Él. El primero de abril
de 1375 recibe los estigmas de la pasión, aunque su aspecto es de
luz, no de sangre.
Su
misión fue eficacísima en la reforma de la Iglesia, dividida por
el cisma, y en la reforma de la Orden de Predicadores, apoyando la
obra del Beato Raimundo de Capua. La familia dominicana la
considera como su madre.
Fuente:
www.dominicos.org
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