María, la Dolorosa

Padre Francisco Escobar Mireles

 

María recuerda cuando Jesús fue depositado en un sepulcro nuevo prestado por un discípulo suyo. En una loza fría. Lo guarda muerto, sin vida y sin luz. Su puerta fue tapada con una gran piedra. Pero las puertas del infierno no prevalecerán sobre Jesús, que puso su vida en manos de su Padre. Era la raíz seca que florecerá; el grano que se pudre y destruye para que brote la vida fecunda. 

Y nosotros ¿cuántos días llevamos sepultados, sin sentido de la vida, sin comprometernos en la nueva evangelización? ¿sembramos buena semilla en el campo, o cizaña y espinos?. Somos pasivos, y así ¿esperamos que nuestro Padre Dios nos de la Vida nueva para transformar nuestra comunidad?